TRES EN RAYA

El retroceso de la aviación en México

Con cinismo y una desmemoria descomunal se habla del Fobaproa y hasta se piden cuentas de este después de 30 años, pero nada se dice de tirar a la basura una inversión que seguimos pagando

OPINIÓN

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Verónica Malo Guzmán / Tres en Raya / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

A cinco años de iniciada esta administración se puede hacer un corte de caja. El veredicto: la aviación en México ha sufrido un penoso retroceso. ¿Alguien me lo cuestiona?

Para subsidiar al AIFA (tener un aeropuerto prácticamente inservible que nos ha costado solo este año 800 millones de pesos), la inversión en el AICM ha sido mínima. Y si bien ya se anunció que próximamente Santa Lucía operará con subsidios “solo” en un 51% de sus ingresos (en razón de que se aumentará la TUA de ese aeropuerto), ello significa que de pronto será más caro viajar desde esa terminal aérea… ¿Quién querrá entonces volar desde ahí?

Durante poco más de dos años se perdió la Categoría 1 de aeronavegación; a las Fuerzas Armadas se les entregó el manejo del aeropuerto Benito Juárez, el de Santa Lucía, el de próxima apertura (Tulum); y se decidió cancelar lo que hubiera sido la mejor plataforma de vuelo para cualquier candidato de Morena: el NAIM.

En cambio, se le dio vuelo a la obsesión de tener una aerolínea del Ejército (se pagaron cerca de 817 millones de pesos para adquirir lo que quedaba de Mexicana de Aviación y de ellos los ex trabajadores de la mencionada línea aérea apenas han visto la mitad de ese dinero), misma que ya succiona recursos que mejor podrían servir para otros fines; al capricho de que la aviación de carga se traslade al Felipe Ángeles; o la insensatez de disminuir el número de vuelos que parten y llegan al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México; o el triplicar —sí, ¡TRIPLICAR!— el presupuesto federal correspondiente al AIFA en el 2024 (recibirá el mismo monto presupuestal que el Benito Juárez).

Los apologistas del régimen han encontrado formas —nada creíbles— de justificar una a una las aberraciones (y de paso perseguir a quienes las señalamos). Barbaridades como es, por ejemplo, la construcción de un nuevo aeropuerto para el Valle de México que no mejoró la conectividad aérea y solo dificultó la operación simultánea con el ya existente. Un aeropuerto localizado lejos de la demanda, pero muy cerca de un cerro y de tolvaneras.

Muchas veces, tanto a nivel nacional como internacional, mismo teniendo el conocimiento del mercado, las líneas aéreas terminan quebrando (mantener una flota de aviones, el equipo terrestre, el pago de aeropuertos y el equipo aéreo se vuelve insostenible si no se tienen los flujos necesarios de pasajeros y/o de carga). Ahora pensemos qué sucede cuando ni siquiera han mediado estudios serios…

Con cinismo y una desmemoria descomunal se habla del Fobaproa y hasta se piden cuentas de este después de treinta años, pero nada se dice de tirar a la basura una inversión que seguimos pagando a pesar de no tener con nosotros el patrimonio producto de esos gastos ni las pruebas de la supuesta corrupción que ese proyecto (el NAIM) implicaba.

El resultado ha sido la falta de espacio, recursos y mecanismos para que crezca la aviación en nuestro país. Al garete se fueron millones de dólares y la oportunidad de crear un HUB de envergadura mundial. Podíamos haber sido el punto neurálgico de la aviación de América Latina con Norteamérica y el resto del mundo, pero se decidió que era mejor asociarse a esos mismos empresarios que el gobierno federal acusó de bandidos y poner en marcha un proyecto que a la fecha sigue sin despegar.

La inversión en radares, personal, instalaciones, mantenimiento y equipo de última generación en el AICM —que sigue siendo el aeropuerto con mayor número de pasajeros del país— no se ha hecho. Solo se escucha —y se replica— la crítica hacia la Terminal Dos a sabiendas de que esta ya superó su vida útil (tal y como se advirtió sucedería al edificarse).

La aviación sería —especialmente en estos momentos— una herramienta importante para impactar positivamente en la economía de cientos de miles de familias e incentivar el turismo en nuestro país. Pero tal y como se ha gestionado desde el ámbito gubernamental, esta ha traducido en pérdidas.

Todo lo anterior es un mínimo compendio de lo que ha sufrido la aviación en nuestro país estos últimos años. Es importante no olvidarlo.

POR: VERÓNICA MALO GUZMÁN
COLABORADORA

VERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COM

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