El Índice Global de Confianza de Ipsos 2023 ofrece una visión reveladora sobre las percepciones de confiabilidad en México y en diversas profesiones alrededor del mundo. Este índice pone de manifiesto una clara ambivalencia entre la confianza y la desconfianza en el país, lo cual tiene múltiples implicaciones que deben ser analizadas cuidadosamente para comprender el tejido social mexicano y establecer acciones para el futuro.
De acuerdo con los datos del índice, los médicos y los científicos son considerados las figuras más confiables, con un porcentaje neto de confiabilidad del 66% y 61%, respectivamente. Esta tendencia refleja la alta estima global hacia las profesiones relacionadas con la salud y la ciencia, posiblemente debido a su papel percibido como apolíticos y dedicados al bienestar y progreso de la humanidad. Sin embargo, esta confianza también conlleva una gran responsabilidad para estos sectores, en términos de mantener una conducta ética y transparente, así como de comunicarse efectivamente con el público para no perder este valioso capital social.
En el ámbito de la educación, los maestros también reciben una valoración positiva, con un 58% de confianza neta. Esto indica el respeto hacia aquellos individuos que forman a las futuras generaciones, a pesar de los retos significativos que enfrenta el sistema educativo mexicano.
Por otro lado, los políticos (57%), los servidores públicos (58%) y los miembros del gabinete del gobierno (54%) lideran la tabla de profesionales en quienes más se desconfía en México. Estos resultados reflejan la percepción de que están desconectados de las necesidades de la población o involucrados en casos de corrupción.
Esta información no solo es interesante, sino también una llamada de alerta ante la necesidad de una reforma profunda en la gestión pública. La desconfianza en las instituciones tiene implicaciones graves, ya que cuestiona su legitimidad, credibilidad y capacidad para tomar decisiones imparciales y con enfoque social. Cuando los ciudadanos no confían en las instituciones, es más probable que cuestionen su autoridad y busquen formas alternativas de expresar sus intereses y demandas.
En mi opinión, esta desconfianza está directamente relacionada con la apatía electoral. Cuando las personas no confían en los políticos y en el gobierno, especialmente cuando se sabe de su corrupción o se les ve involucrados en escándalos, es más probable que se sientan desilusionadas y desconectadas de la política. Esto lleva a un desinterés en participar en los procesos electorales, lo cual daña estructuralmente a los sistemas democráticos, ya que las personas no creen en el sistema y desconfían de que los políticos cumplan con sus promesas. En otras palabras, la sensación de impotencia es tan grande que el ejercicio electoral mismo pierde sentido.
Nos encontramos a meses de la elección más grande en la historia de México, con cientos de posiciones federales y locales en juego, y las decisiones que tome la ciudadanía regirán el futuro del país en los próximos años. Creo firmemente que la ciudadanía tiene la responsabilidad de elegir y la obligación de participar, pero la clase política necesita recuperar la confianza de la población para lograr los acuerdos necesarios. No debemos equivocarnos, la confianza no es un destino final, sino un viaje continuo y, si la confianza institucional se debilita, nuestro sistema democrático también se verá afectado.
POR FERNANDO ÁLVAREZ
SENIOR GROUP DIRECTOR
IPSOS EN MÉXICO
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