ALMANAQUE

Un año después de Qatar, Desafíos y Expectativas

Los avances tecnológicos y la modernización de estadios que nos asombraron en Qatar plantean la interrogante de qué sorpresas nos deparará el Mundial del 2026

OPINIÓN

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Diego Sánchez / Almanaque / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Hace un año, el mundial de Qatar nos maravilló con un espectáculo futbolístico que dejó un intenso anhelo por más. Sin embargo, el panorama actual del fútbol nacional no brinda la misma confianza que entonces. 

El reloj sigue avanzando y a tres años del próximo Mundial, la incertidumbre rodea el desempeño de la selección mexicana y el papel que México jugará como país anfitrión junto a Estados Unidos y Canadá.

A pesar de que el legado del Mundial de 2022 perdura en nuestros recuerdos, es momento de mirar hacia el futuro y preguntarnos ¿Qué podemos esperar del equipo nacional y de México como anfitrión en este contexto de incertidumbre? Las especulaciones se mezclan con la emoción, mientras las expectativas se elevan.

Es momento no solo de soñar con la gloria, es una oportunidad para afrontar los desafíos y aprovechar las posibilidades que se presentan. A medida que nos acercamos al próximo Mundial, se vislumbran emociones renovadas, talento en evolución y la posibilidad latente de sorpresas en el horizonte en suelo propio.

La ausencia de una identidad de juego clara, pero sobre todo los resultados irregulares son temas que requieren atención urgente. ¿Presenciaremos al fin cambios contundentes en nuestro fútbol? ¿O seremos testigos de la consolidación de nuevas potencias futbolísticas en lugar de la consolidación de nuestro propio fútbol?

Podemos sumergirnos nuevamente en la pasión y la belleza del fútbol, con la esperanza de que este evento vaya más allá de las canchas, dejando un legado significativo en la historia deportiva, donde México, ya sea como anfitrión o equipo, juega un papel crucial.

Además, la innovación en el fútbol se convierte en tema de interés. Los avances tecnológicos y la modernización de estadios que nos asombraron en Qatar plantean la interrogante de qué sorpresas nos deparará el Mundial del 2026, siendo sabedores de los grandes aliados que se tendrán como co-anfitriones.

Persisten dudas sobre la organización, la logística y la situación socio-política que rodea este evento de tres países sede. La transparencia y el respeto a los derechos humanos deberían ser pilares fundamentales en la preparación de este espectáculo futbolístico monumental que tendrá como anfitriones, por primera vez en la historia, a tres países.

A tres años del Mundial, la selección nacional de México tiene la oportunidad de convertir la incertidumbre en un punto de inflexión, contrarrestando el efecto negativo de decisiones concretas que han limitado el crecimiento del balompié nacional, la falta de ascenso/descenso y no participar en torneos internacionales como Copa Libertadores o Copa Sudamericana, donde ya se había recorrido un buen camino y que son el ejemplo claro de cosas que se dejan de hacer y repercute en el crecimiento de nivel deportivo. Nuevamente los torneos de equipos con límite de edad como sub-20, sub 18, cobran importancia, pues estos semilleros serán un recurso muy útil de cara al inminente recambio generacional que se vivirá en previo, durante y después del mundial de 2026.

Este momento crítico podría ser el inicio de una nueva era de estabilidad, cohesión y éxito para el equipo mexicano en la gran cita mundialista. Qué mejor que este cambio inicie en casa, con nuestra gente, tan ávida de logros y motivación.

Por Diego Sánchez González ‘SAGO’

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