Hace 3 años eran muy pocos los que creían en la posibilidad de que Samuel García ganaría la gubernatura de Nuevo León. Durante su campaña cometió muchos errores: de cálculo, de prudencia e incluso de ignorancia, pero aún así, también tuvo aciertos; frescura, arrojo y una campaña digital sumamente eficaz. Hoy, como en 2021, el joven político neoleonés quiere alcanzar el poder, en este caso, el cargo más alto de la nación, el de Presidente de la República.
Sería ingenuo pensar que las cosas se desarrollarán de la misma forma que en el Nuevo León de 2021 y que movimiento ciudadano ganará de facto la elección presidencial, aunque Samuel García es prácticamente el mismo de hace 3 años, pues comete los mismos errores y tiene los mismos aciertos, en esta ocasión se trata de una campaña nacional con otras candidatas y otras circunstancias, enfrentará a todo el poder del estado mexicano y a una oposición con ganas de revancha.
Lo cierto es que la irrupción formal del candidato naranja viene a mover el tablero electoral una vez más, si se pensaba que en la elección presidencial solo iban a jugar las candidatas de Morena y del frente, en solo dos semanas de campaña, Movimiento Ciudadano ya demostró que su participación no solo será anecdótica. Si una candidatura tiene la oportunidad de crecer, es precisamente aquella por la que nadie apuesta mucho y viene desde abajo.
El candidato naranja, consciente de sus fortalezas, está dispuesto a explotar al máximo la figura de su esposa, la influencer Mariana Rodríguez, quien es la base y el sustento de su estrategia digital. Mariana conecta fácil con el electorado más joven, quienes ven en ella a una figura que aliente su deseo de conseguir una vida de ensueño, es en este sector de la población mexicana, donde movimiento ciudadano tiene un nicho de oportunidad que no dejará de aprovechar.
Mariana y Samuel son una alianza indisoluble, no podría entenderse el éxito de él sin la participación de ella, aunque en la boleta electoral solo aparecerá el nombre del candidato, la realidad es que los electores también votarán por ella. Con sus matices, esta pareja de la política guarda similitudes con la dupla formada por el Presidente de la República y su candidata, ambos dúos tienen intereses en común que los obligan a mostrarse como una unidad para enfrentar a sus adversarios.
En este escenario de mancuernas presidenciales, quien luce más sola es la candidata del frente, Xóchitl Gálvez, aún no encuentra al escudero o escudera que la acompañará en campaña y le ayudará a potenciar su propuesta; por eso, también es quien corre más peligro de perder votos ante la pareja naranja. En el caso de Morena, su principal nicho de votos está en las estructuras corporativas creadas a través de los programas sociales, siguen siendo el adversario a vencer.
Hasta ahora, se confirma el mayor temor de los aliancistas del frente; Movimiento Ciudadano presentará una candidatura propia con la capacidad de dividir el voto opositor. Si la campaña naranja continúa con el ímpetu de sus primeras semanas, las preferencias por cada uno de los candidatos pueden llegar a modificarse sustancialmente, sobre todo por el alto porcentaje de Indecisos que aún muestran todas las encuestas, es en ellos donde se deben centrar las estrategias.
No cabe duda que la política es una actividad en cambio constante, hace unos cuantos meses la candidatura de Xóchitl Gálvez era la novedad y la única con la capacidad de romper paradigmas, hoy, su lugar está en riesgo. No deben de volver a caer en el error que cometieron con la pareja naranja en 2021; subestimarlos. Samuel y Mariana han vuelto a la arena electoral con la experiencia de una campaña previa y con una estrategia electoral definida.
Empiezan terceros en la competencia, Morena les lleva mucha ventaja, pero sin lugar a dudas, su participación modificará los escenarios previstos hasta hace un par de meses. Los fosfo fosfo andan recargados y con hambre de poder.
POR HÉCTOR SERRANO AZAMAR
COLABORADOR
@HSERRANOAZAMAR
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