Con miras a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático 2023, mejor conocida como COP 28, que se llevará a cabo en Dubái, se ha puesto en la mesa de debate a manera de reto, un tema de primera importancia para acelerar las transiciones netas cero, nos referimos al papel que desempeñarán las empresas de petróleo y gas en este proceso.
Esto es de suma importancia, porque la industria de petróleo y gas, de acuerdo a datos de la Agencia Internacional de la Energía (IEA), en la actualidad proporciona más de la mitad del suministro mundial de energía y emplea a casi 12 millones de trabajadores en todo el planeta; promediando desde 2018 ingresos anuales de cerca de 3.5 billones de dólares; sin embargo, solo representan el 1% de la inversión total en energía limpia mundial en todo el mundo, de los cuales, más del 60% de esta inversión proviene de únicamente cuatro empresas, lo que hace de esta industria una fuerza marginal en la transición mundial hacia las energías limpias, señala la IEA.
Por ello, en su informe, “La industria del petróleo y el gas en transiciones netas cero”, la AIE sentencia que esta industria se enfrenta a un momento decisivo, donde tendrá la oportunidad de adaptarse a los desafíos que implica el avance de las transiciones hacia las energías limpias.
Sobre la base de que no hay un proceso de transición única, se señala un elemento que siempre debe considerarse para la reducción de las emisiones en la industria de los hidrocarburos y puedan estar en concordancia al escenario de 1. 5º C, se trata de la reducción de las emisiones en las operaciones de las empresas.
En la producción, transporte y procesamiento de petróleo y gas se genera el 15% de las emisiones mundiales de gases efecto invernadero relacionadas con el sector energético, equivalente a lo que genera Estados Unidos en el rubro energético.
La IEA calcula que, para alinearse el objetivo de 1. 5º, estas emisiones deben reducirse en más de un 60% para 2030, y a principios de la década de 2040 el grado de emisiones debe aproximarse a cero; para ello, recomienda atender como una prioridad las fugas de metano que representan más de la mitad de las emisiones totales.
Dicho documento, reconoce que, en las transiciones netas a cero, la producción petrolera se reduce, pero no desaparece; incluso en el escenario de 1. 5º , en 2050 se producirán 24 millones de barriles diarios; y existen opciones tecnológicas para que enfrente este reto, como utilización y almacenamiento de carbono, ampliar el uso de hidrógeno de bajas emisiones en refinerías, eliminar toda quema que no sea de emergencia; y continuar invirtiendo en Bioenergía, Hidrógeno de bajas emisiones, eólica marina y cargadores de vehículos eléctricos.
POR MANUEL RODRÍGUEZ GONZÁLEZ
DIPUTADO FEDERAL
PRESIDENTE DE LA COMISIÓN DE ENERGÍA
DE LA LXV LEGISLATURA DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS DEL H. CONGRESO DE LA UNIÓN
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