En la década de los sesenta, el iniciador de los parques industriales fue el ingeniero Jaime Bermúdez. Su visión del desarrollo fronterizo correspondió a la reorientación de la industria norteamericana de “maquinar” en nuestro país para atender el mercado doméstico, después del buen éxito que está práctica le redituó en Japón y otros sitios de Asia.
Maquilar o ensamblar es un trabajo de mano de obra intensiva para armar piezas y acabar un producto, desde un arnés hasta un enser electrónico para el hogar, la oficina o el auto. En este proceso industrial no hay desarrollo ni investigación; alguien ya lo hizo, sólo se hacen los moldes, se elaboran los componentes y se ensambla el producto. Repito, es un gran generador de mano de obra, por eso se fue al oriente entonces de mano barata y luego rebotó en la frontera de nuestro país.
Por aquella época, el Gobierno Federal establece, a iniciativa de don Jaime, el Programa nacional fronterizo para equipar a las ciudades norteñas de los mínimos para funcionar como puertos de entrada y salida y a la vez sitios ad hoc para la creciente fuerza laboral que emigró, precisamente, para atender las ensambladoras, que por centenas se fueron estableciendo en las localidades limítrofes con Estados Unidos.
Don Jaime debutó en Ciudad Juárez con el modelo maquilador que siguieron otras ciudades fronterizas. Fue el promotor de la asociación de parques industriales y de la concurrencia del gobierno federal en apoyo a esta iniciativa de los particulares.
Como Cónsul de México en El Paso, los consejos y el acompañamiento de don Jaime me fueron fundamentales; particularmente en los días posteriores a septiembre 11, después de los atentados a las Torres Gemelas, suceso que cambió drásticamente el modelo de aduanas y garitas de acceso a EU para personas y productos extranjeros.
Como gremialista, el ingeniero Bermúdez prestó su servicio en las cámaras industriales liderando iniciativas sobre la taxación de la región fronteriza y la industria del ensamble, diferente diametralmente a la industria nacional.
Formó una gran familia a la que le heredó la iniciativa de servicio y también el modelo de negocios. Don Jaime tuvo una breve incursión en la política en los años que la fiebre política prolongaba la alternancia en el país. Don Jaime fue el padre de la maquila y de los parques industriales. Gracias don Jaime, héroe de nuestro tiempo.
POR ANTONIO MEZA ESTRADA
COLABORADOR
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MAAZ