COLUMNA INVITADA

Sigo siendo el rey (I)

Todas sus canciones rancheras fueron escritas en un entorno totalmente urbano

OPINIÓN

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Rubén Martínez Cisneros / Columna invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Los alegres compadres departían en la cantina La Fría, Crisanto le dice a Eleuterio, ponle un peso a la sinfonola, ya sabes que canción me gusta de José Alfredo Jiménez, del aparato luminoso se empezaron a escuchar las notas musicales, “Cuando te hablen de amor y de ilusiones y te ofrezcan un sol y un cielo entero si te acuerdas de mí no me menciones…”

El 19 de enero de 1926, nació José Alfredo Jiménez Sandoval, en Dolores Hidalgo, Guanajuato, sus padres fueron don Agustín Jiménez Tristán y doña María del Carmen Sandoval. Ante el fallecimiento de su padre, la señora Sandoval, viene a radicar a la CDMX. En su juventud fue portero de los equipos de futbol Oviedo y Marte, donde le apodaban El Cuervo.

En el libro Mis vivencias con José Alfredo Jiménez, escrito por José Azanza Jiménez, cuenta que el autor de La mano de Dios conoció a Paloma Gálvez en 1947 y fue en el café Kikos de Santa María la Ribera, donde le entregó la letra de Cuatro Caminos … “tú que me viste llorar de angustia, dime paloma por cual me voy”.

Se casan el 27 de junio de 1952, ella también es inspiración de Paloma querida… “Por el día en que llegaste a mi vida, Paloma querida me puse a brindar”. Tuvieron a Paloma y José Alfredo. Su hijo, escribió el libro, Pero sigo siendo el Rey, donde narra que su padre trabajó como mesero en el restaurante La Sirena y con Jorge Ponce, los hermanos Valentín y Enrique Ferrusca formaron eñ grupo José Alfredo y Los Rebeldes.

Jaime Almeida, refiere en Un Siglo de Historia Musical lo siguiente, “Desde sus primeras composiciones mostró su capacidad creativa en el género ranchero, aunque llama la atención el hecho de que todas sus canciones fueron creadas en un entorno totalmente urbano”.

Agrega Almeida, “Sus obras tienen un componente relacionado con el consumo de alcohol, pero en todas ellas se revela un profundo sentimiento mexicano que logró conectar con el gusto y las emociones populares”.

Acerca de lo anterior el autor de Si nos dejan, nos vamos a querer toda la vida, si nos dejan, nos vamos a vivir a un mundo nuevo, le confió a Alberto Domingo y José Pagés, en agosto de 1963, publicado en 100 Entrevistas Personajes, editado por PIPSA, “Yo no inventé la borrachera. Cuando yo nací ya el pueblo era como era. Tampoco tengo contrato con las licoreras nacionales para fomentar el vicio…Yo soy compositor del amor mexicano”.

Eran las 8 de la mañana del 23 de noviembre de 1973, José Alfredo falleció en el hospital Londres, de la Ciudad de México, a los 47 años, está sepultado en Dolores Hidalgo, su epitafio, La vida no vale nada.

POR RUBÉN MARTÍNEZ CISNEROS

COLABORADOR

MAAZ