El Foro de Cooperación Económica de Asia Pacífico (APEC) concluyó con lo que son los ejes maestros de la nueva agenda regional para los países participantes. El acercamiento entre China y los Estados Unidos se dio en un clima caracterizado por el presidente Joe Biden como “muy constructivo y productivo”. Este acercamiento relega a segundo plano cualquier forma de guerra comercial para, en su lugar, promover la inclusión y la competitividad, lo que abre una nueva era de equilibrios globales.
La agenda futura consiste en apoyar la sostenibilidad a través del énfasis en una transición energética justa y la promoción de la resiliencia y la inclusión en materia de comercio e inversión, equidad de género, seguridad alimentaria, anticorrupción y cadenas de suministro, así como de apoyo a las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas.
La APEC hizo suya la Agenda de Manoa en materia de economías sustentables e inclusivas, lo que conlleva, entre lo más importante: mejorar la mitigación y la resiliencia ante el cambio climático; afrontar los desafíos ambientales, reducir el riesgo de desastres y mejorar la preparación y respuesta ante emergencias; promover la seguridad alimentaria, la inocuidad de los alimentos y la biotecnología agrícola; mejorar las redes de infraestructura y transporte; y avanzar en la agenda de igualdad de género. Adicionalmente, se incorporó la llamada Agenda Digital del Pacífico lo que implica el tránsito a una economía digital, así como la digitalización plena y la promoción del comercio digital.
El Foro concluyó con la suscripción de la Declaración Golden Gate, que hace hincapié en que las políticas efectivas requieren, principalmente, capacidad de respuesta hacia las personas y las economías. La Declaración conlleva el reto de aprovechar el progreso tecnológico y económico para seguir liberando el enorme potencial y el tremendo dinamismo de la región, estimular el crecimiento económico y abordar todos los desafíos ambientales, incluido el cambio climático.
El presidente López Obrador abandonó el aislamiento característico de sus primeros cinco años de gobierno, el cual implicaba la negativa a participar en anteriores Foros de la APEC, así como en Davos o la ONU. Este importante paso se da, desafortunadamente, hacia el final del sexenio, en un momento en el que recuperar la presencia y el prestigio de México en la arena internacional pondrá en cuestión los buenos oficios de la Cancillería en esta y la próxima administración federal.
El encuentro cara a cara entre López Obrador y su homólogo chino Xi Jinping, tuvo como eje la creación del Grupo de Trabajo México-China sobre Precursores Químicos y Cooperación Antinarcóticos. Además, Joe Biden y Xi Jiinping concretaron un acuerdo histórico para reactivar la comunicación militar entre ambos países para erradicar el mercado ilegal del fentanilo.
Con el presidente Biden, los temas principales fueron la crisis migratoria y la crisis del fentanilo que afectan a ambas naciones. De estos temas, la cuestión migratoria es hoy la más alta prioridad para los Estados Unidos, ante los flujos incesantes e incontenibles y el proceso electoral de 2024. Con el primer ministro Trudeau, los temas principales fueron crecimiento económico y movilidad humana.
Para México se presenta a la vez una ventana de oportunidad y un completo plexo de problemas institucionales, que tienen como eje la debilidad evidente del Estado mexicano. Nuestro país enfrenta retos en cuestiones cruciales como el control del territorio ante la amenaza de los cárteles, la lucha decidida y abierta para erradicar la corrupción gubernamental, la transición a un pleno gobierno digital, el logro de la inclusión plena de sectores minoritarios y el fortalecimiento decidido del Estado de derecho.
México deberá revisar sus prioridades presupuestales, para dar los pasos indispensables hacia el fortalecimiento decidido de la infraestructura fronteriza que tenga como ideal el logro de una migración ordenada y segura, la movilidad humana entre países y el desarrollo de una nueva infraestructura de transportes.
El futuro de México, como parte de América del Norte, está inexorablemente vinculado al abatimiento de la brecha digital, a la transición decisiva hacia una economía verde y a la consolidación de un Estado fuerte, que no obeso, que sea capaz de aplicar la ley por igual en todo el territorio.
Nuestro país no tiene alternativa ante el nuevo orden global que se está consolidando después de la pandemia: o apuesta por un salto definitivo al futuro, o mira con romanticismo inexplicable al pasado autoritario, paternalista y opaco que nos caracterizó a lo largo de un buen tramo del siglo pasado.
POR GINA ANDREA CRUZ BLACKLEDGE
Senadora por Baja California / Presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores América del Norte
@GinaCruzBC
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