Ni el más mínimo pudor guardó el presidente López Obrador para imponer en el pleno de la Suprema Corte no sólo a una de sus afines, sino a una abierta militante de su partido, Morena, para ocupar el lugar que dejó Arturo Zaldívar para incorporarse a la campaña de la candidata oficialista, Claudia Sheinbaum. Y es ese descuido en las formas la estrategia ideal del mandatario, que le permitirá ser él quien designe, con su dedo índice, a la mujer que servirá de quintacolumnista en el máximo tribunal del país, presidido por Norma Piña, a quien no pueden ver ni en pintura en la cuatroté.
López Obrador metió a la terna que envió al Senado a su Consejera Jurídica, María Estela Ríos González; a Lenia Batres, consejera adjunta de Legislación y Estudios Normativos de la Consejería Jurídica, además de hermana del jefe de Gobierno, Martí Batres; y a Bertha María Alcalde Luján, hermana de la secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde. Para que alguna de ellas sea electa, de acuerdo con el artículo 96 de la Constitución, se necesita la aprobación de las dos terceras partes del Senado, es decir, se requiere mayoría calificada, la cual no tienen Morena y aliados del PVEM y PT.
La terna se envió desde Palacio Nacional a sabiendas de que la oposición rechazará a cualquiera de las propuestas, por su abierta militancia y cercanía con el tabasqueño. Pero ese es el plan. En cuanto se la bateen, el Presidente volverá a mandar otros tres nombres, y puede que hasta sean los mismos, pues nada se lo impide. Es decir, provocará que se la vuelvan a rechazar. En ese momento, el mismo artículo 96 da al titular del Ejecutivo Federal la facultad de designar directamente, de entre esa segunda terna, a quien ocupará el lugar vacante en la Suprema Corte. Y sí, elegirá a una abierta militante de su partido, la cual permanecerá en el cargo de aquí al año 2038. Ganancia redonda para López Obrador, pues su ministro favorito Zaldívar terminaba su periodo en noviembre de 2024, y ahora tendrá una ministra para los próximos 15 años.
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EN EL VISOR: Embarcada quedó la alcaldesa en Cuauhtémoc, Sandra Cuevas, al romper con el Frente Amplio, en solidaridad con Adrián Rubalcava. La funcionaria acompañó el fin de semana pasado al alcalde con licencia en Cuajimalpa, en la conferencia de prensa convocada para informar su renuncia al PRI. Y el martes pasado ella misma anunció su ruptura con el bloque PAN, PRI y PRD; hasta reveló supuestos pactos con el crimen y gustos por el alcohol de ciertos líderes del FAM. Pero la telenovela dio un giro: ayer Rubalcava dijo que siempre no, que sigue siendo militante priista. Y a doña Sandra sólo le queda sostener lo que dijo, o retractarse. Su primera chamba.
POR: RAYMUNDO SÁNCHEZ PATLÁN
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