OMNIA

Corte: autonomía vigente

La renuncia de Arturo Zaldívar Lelo de Larrea a la Suprema Corte de Justicia ha levantado un cúmulo

OPINIÓN

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Eduardo R. Huchim / Omnia / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La renuncia de Arturo Zaldívar Lelo de Larrea a la Suprema Corte de Justicia ha levantado un cúmulo de reacciones negativas e injustas. Además, la desmesura en la crítica ha acompañado a la terna que el presidente Andrés Manuel López Obrador envió al Senado para elegir a la ministra que sustituirá al renunciante.

Zaldívar es un talentoso jurista, promovente de la progresividad de los derechos e impulsor de criterios de avanzada en la Corte y que, si bien acompañó importantes casos promovidos por el presidente López Obrador, también votó en contra de otros casos relevantes que igualmente le importaban a AMLO, pero que reñían con la Constitución o implicaban violaciones ostensibles al proceso legislativo. Si bien la presidencia de Zaldívar no estuvo exenta de errores, lo cierto es que el saldo es muy favorable al ahora ex ministro y resulta injusto acusarlo de subordinación al Poder Ejecutivo.

Ciertamente, la Constitución establece en su artículo 98 que “las renuncias de los Ministros de la Suprema Corte de Justicia solamente procederán por causas graves”, pero esta disposición no se concilia con el artículo 5º. constitucional, sobre la libertad de empleo. Es de esperarse que la contradicción, puesta de relieve por el caso Zaldívar, se corrija pronto. Si un funcionario decide no continuar en un cargo público, sea por causas graves o no, es incontestable que tiene el derecho de hacerlo, 

La terna enviada por AMLO al Senado -Bertha Alcalde, Lenia Batres y Estela Ríos- para que los legisladores designen a quien sustituirá a Zaldívar, ha generado duros comentarios, debido a la cercanía de las tres candidatas con el Presidente y su parentesco con otras destacadas figuras de la 4T. Cercanía y parentesco son innegables, pero ello no prefigura necesariamente que la conducta de la nueva ministra sería de sumisión a la voluntad presidencial.

Lo curioso es que los más críticos de la terna son quienes han sostenido que Zaldívar tuvo una conducta de ductilidad ante AMLO. La conclusión, en esa misma endeble línea de pensamiento, sería que, entonces, no se alterarían los votos promorenistas (para llamarlos de alguna manera) en la Corte, porque se va un “sumiso” y llegaría una “sumisa”.

La inconsistencia de las críticas alcanza su cima de desmesura cuando se afirma que, si llegara alguna de las tres candidatas a la Corte, se acabaría la independencia judicial. Esas opiniones de tipo apocalíptico soslayan que la Corte es un órgano colegiado que funciona por mayoría de votos y los ministros “dúctiles” serían tres de once.

¿Cómo prefigurar en esas condiciones una mayoría proclive a la 4T? Los tres votos supuestamente pro 4T (Esquivel, Ortiz y la nueva ministra) ni siquiera alcanzarían para frustrar mayorías calificadas, pues estas se conforman con ocho sufragios como mínimo.

Dicho de otro modo: la autonomía de la Corte no está en riesgo. Estuvo vigente con Zaldívar y así seguirá. Una prueba es la ya larga lista de asuntos votados por la mayoría de ministros en contra del interés de Palacio Nacional.

Plus Online: La estrategia de AMLO

Una especulación postula que, en realidad, la terna implica una estrategia de López Obrador, quien presenta candidatas promorenistas con el deliberado propósito de que las rechace el Senado. En estas circunstancias, el Presidente enviaría una nueva terna y si ninguna candidata fuese aprobada, entonces AMLO estaría en posibilidad de designar directamente a la próxima ministra.

En este escenario, AMLO estaría cumpliendo lo estipulado en la Constitución y, estrategia o no, cumplir la carta magna no le puede ser reprochado al Presidente. El nombramiento directo presidencial es una disposición que, sin duda, busca establecer contrapesos en la delicada tarea de nombrar a la cúpula del Poder Judicial y es útil en la coyuntura de una oposición que rechaza casi todo lo que provenga del Ejecutivo.

La fobia que genera López Obrador entre sus adversarios, frecuentemente produce una visión distorsionada de las cosas. Así, por ejemplo, acusan a AMLO de beneficiarse de la renuncia de Zaldívar, pero mirado el asunto con objetividad, por ningún lado aparece el supuesto beneficio. Además, contra lo que sostienen aquellos, impulsar AMLO a un quinto integrante de la Corte no significa un despojo a Claudia Sheinbaum porque, habiendo afinidad de proyecto nacional y de ideología entre ella y López Obrador, difícilmente la nueva ministra -quienquiera que sea- disgustará a la hoy cuasi candidata morenista. Claro, si Xóchitl Gálvez o Samuel García ganaran la elección, ahí sí la historia sería diferente.

POR EDUARDO R. HUCHIM

COLABORADOR

@EDUARDORHUCHIM

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