PASIÓN POR CORRER

Matemáticas en la pista

Existe una prueba llamada test de Karvonen, que es muy precisa y solo requiere de sacar la calculadora y ponerte hacer cuentas

OPINIÓN

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Rossana Ayala / Pasión por Correr / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Desde siempre, las matemáticas han sido la base científica fundamental para todos los deportes de alto nivel. El desarrollo de la tecnología aplicada a mejorar el rendimiento físico y los avances en el equipamiento, juegan un rol cada vez más importante en el desempeño atlético enfocado en superar cada vez más récords, y en el caso del maratón, a romper la barrera de las dos horas.

El uso de biosensores, la fibra de carbono, avances en suplementos alimenticios, lo han cambiado todo en los últimos tiempos. Los recientes récords históricos demuestran que la nueva tecnología en herramientas y dispositivos para atletas no solo llegó para quedarse, seguirá evolucionando a grados insospechados. Hace apenas unos años se hablaba de estas innovaciones casi como ciencia ficción, hoy el futuro nos alcanzó.

Lo más sorprendente es que gran parte de esa tecnología que solo era accesible para la élite de corredores, está ahora al alcance de cualquier amateur con la capacidad para adquirirla. No es raro ver en los maratones a cientos de corredores calzando sus Vaporfly, ingiriendo bebidas y geles de la marca sueca Maurten, o con relojes deportivos de alta gama en sus muñecas. ¿Ayudará toda esta tecnología a un corredor recreativo a romper sus marcas personales? ¿Le dará la oportunidad de subirse en algún podio? La tecnología sí aporta y favorece, pero no debería generar falsas expectativas.

Lo cierto es que si queremos mejorar como corredores es necesario incorporar la métrica a nuestra vida y la tecnología puede ser una gran aliada. Toca proponer que usemos los números para medir nuestros progresos. Con un buen reloj puedes comprobar y comparar con gráficos, de todo tipo, cómo corrías hace un año y cómo lo haces hoy. Puedes darte cuenta que no solo eres más rápido sino también más eficiente. Y ese es el dato que permite ver tu progreso en este periodo de tiempo.

O si, por ejemplo, te es imposible ir a un laboratorio para hacerte una prueba VO2 max (la cantidad máxima de oxígeno que tus músculos son capaces de usar por minuto); existe una prueba llamada test de Karvonen, que es muy precisa y solo requiere de sacar la calculadora y ponerte hacer cuentas.

Para planear una táctica de carrera también se ocupa de sacar lápiz y papel. Si vas a participar en un 21K, lo primero que hay que definir es el tiempo objetivo, para ello hay que tomar el mejor crono de tu último 10K y multiplicarlo por 2.2. El resultado será un tiempo aproximado al que podrás terminar. Por ejemplo: si corriste los 10K en 55 minutos puedes hacer 2:01 en los 21 kilómetros (55 x 2.2 = 121). Después si divides 121 entre 21, obtendrás el paso promedio por kilómetro. ¡Matemáticas básicas!

He de confesar que yo nunca fui buena en matemáticas y aunque llevo tiempo corriendo, me hago unas bolas tremendas calculando ritmos, grados de pendiente o humedad en el ambiente. Normalmente cuando me planto bajo el arco de salida de una carrera, no pienso mucho en los tiempos, solo en dar lo mejor, y según me vaya sintiendo, acelero o desacelero. No es lo mejor, lo sé. Pero si los números sí son tus amigos, aprovéchalos y llévalos a la pista, te acompañarán y te harán mejorar como corredor.

POR ROSSANA AYALA

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