La victoria de Javier Milei en las elecciones presidenciales de Argentina ha captado la atención mundial, marcando inicio de un cambio significativo para este país y para la geopolítica sudamericana. La elección de Milei, con su enfoque económico libertario, implica un cambio en las relaciones exteriores de Argentina, dominadas hasta ahora por la cercanía a la izquierda latinoamericana. Se espera que, a partir del 10 de diciembre el nuevo presidente, que anunció durante su campaña que sus primeros viajes serán a Estados Unidos e Israel, empiece a reorientar las alianzas.
La llegada de Milei alterará el equilibrio geopolítico en Sudamérica. Su orientación hacia las políticas económicas no convencionales, como la dolarización y la eliminación del Banco Central, si llevadas a cabo con éxito, podría tener un impacto considerable en la economía regional. Es pronto hablar de “cambio de aires” en Sudamérica, pero es un hecho que Argentina es el segundo país en estos meses, después de Ecuador, donde la presidencia la gana el candidato con una visión liberal de la economía. En caso de dolarizar su economía, Argentina se sumaría al club formado por Ecuador, El Salvador y Panamá.
Bajo Milei la integración regional enfrentará desafíos. Su enfoque en el libre mercado contrasta con el proteccionismo de otros países. Esto seguramente generará tensiones y reconfigurará las dinámicas dentro del Mercosur, impactando la cooperación regional. La convivencia entre Milei y Lula da Silva será un tema retador y el impulso que a la integración Sudamericana quiso dar el presidente de Brasil enfrentará un freno. No será la primera vez que las dinámicas internas de estos dos países se anteponen.
En un mundo de guerras y tensiones, donde es relevante tener como aliado a un país miembro del G20, como Argentina, las reacciones internacionales a la elección de Milei fueron mayoritariamente positivas o positivamente cautelosas. Así sucedió incluso en América Latina, donde a muchos no les gusta el nuevo presidente electo y donde se espera que Milei rompa relaciones con Cuba, Venezuela y Nicaragua. En cuanto a las grandes potencias, Estados Unidos felicitó a Milei sin restricciones. Se sumó también China. Solo el embajador de Rusia en Argentina mostró cierta preocupación en su cuenta de X subrayando que “independientemente de la situación política, estamos dispuestos a continuar los esfuerzos para desarrollar las relaciones en todos los ámbitos”.
Es precisamente en las relaciones con Rusia y China donde se espera un mayor ajuste de la política exterior de Argentina. Milei dijo en campaña que congelaría las relaciones con China para no pactar con los comunistas, aunque después suavizó su posición. Una importante prueba para el nuevo presidente llegará en enero cuando el país debería convertirse en miembro de los BRICS. ¿Veremos la salida de Argentina de esta plataforma opositora al Occidente? Probablemente sí, aunque aún quedan varios signos de interrogación. Esto apenas ha comenzado.
POR BEATA WOJNA
PROFESORA DE RELACIONES INTERNACIONALES
TECNOLÓGICO DE MONTERREY
@BEATAWOJNA
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