APUNTES DE GUERRA

El experimento argentino

El presidente electo el domingo es un hombre que conversa con su perro muerto y que considera al calentamiento global un mito de las élites

OPINIÓN

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Gabriel Guerra / Apuntes de Guerra / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Tras medio siglo de crisis económicas recurrentes y escándalos de corrupción, los votantes argentinos han puesto un hasta aquí que ha resonado alrededor del mundo.

Al elegir, por amplio margen, al autodenominado libertario Javier Milei, Argentina se encamina, por vez primera desde el retorno de la democracia, por la ruta de la ultraderecha y, tal vez, de la demolición de las instituciones.  

Milei es un personaje excéntrico que pinta una extraña figura, aún en un país acostumbrado a los desplantes y desfiguros de sus políticos. Y no es por su peinado (es un decir) ni por su vida sentimental (otro decir) que le llamo excéntrico. No, Milei es un hombre que conversa con su perro muerto (un mastín al que mandó clonar y cuyos descendientes son ahora sus “hijos”), que considera al calentamiento global un mito de las élites, al tráfico de órganos una expresión más del libre mercado y cree que el derecho a poseer y portar armas debe ser irrestricto.  

Su veta libertaria no se extiende, sin embargo, al derecho al aborto, ni al respeto a las creencias y opiniones de los demás. De sobra conocida fue su opinión acerca del Papa Francisco, a quien llamó “el representante del Maligno en la Tierra ocupando el trono en la casa de Dios” (sic), sus diatribas contra todo aquel con el que discrepa y su errática conducta durante algunas entrevistas televisadas en la pasada campaña, que hicieron a más de uno cuestionar la salud mental del entonces candidato y ahora futuro presidente de la Argentina.  

De qué tamaño entonces será el desencanto de los votantes argentinos con su clase política, de qué dimensión el fracaso institucional lo mismo del peronismo/kirchnerismo que el de los liberales como Macri, cuyas combinadas gestiones condujeron a su país al despeñadero y al electorado a la opción más radical, más extrema, más caricaturesca que podría haberse imaginado jamás.

Milei prometió usar la motosierra contra muchas de las principales instituciones públicas de Argentina, entre ellas el Banco Central, desaparecer a más de la mitad de los Ministerios y adoptar el dólar estadounidense como la moneda oficial. A muchos les preocupa eso, a otros les preocupa su postura anti-derechos o quién será su vicepresidenta, Victoria Villarruel, una apologista de la dictadura militar que ensangrentó a ese país en los años setenta y que representa, tal vez, el verdadero rostro de la ultraderecha argentina.  

Los argentinos han elegido la ruta del quiebre. Está por verse qué tanto de su agenda logra consolidar Milei, ya que no tiene, ni de lejos, una mayoría en el poder legislativo. Lo único que es seguro es que llevará a Argentina por caminos inéditos, probablemente caóticos si no es que catastróficos. Pero el legado de todos sus antecesores es tan nefasto que tal vez este sea el revulsivo que necesita ese país, ya sea para terminar de hundirlo o para rescatarlo.  

POR GABRIEL GUERRA CASTELLANOS

GGUERRA@GCYA.NET

@GABRIELGUERRAC

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