COLUMNA INVITADA

Los micrófonos no son para los agresores

Lamentablemente, en ocasiones, algunos medios se enfocan más en el morbo que en la relevancia del respeto y la información

OPINIÓN

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Diana Murrieta / Colaboradora / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La responsabilidad de compartir públicamente las vivencias de aquellos que han atravesado situaciones traumáticas merece un enfoque delicado y respetuoso. Lamentablemente, la revictimización es una realidad que puede surgir en diferentes contextos, particularmente en el ámbito periodístico.

En el ejercicio del periodismo, la sensibilidad, neutralidad y empatía al informar sobre eventos traumáticos son esenciales. Las víctimas ya han enfrentado experiencias difíciles; por tanto, es crucial que los medios de comunicación eviten re victimizarlas al relatar sus historias. Respetar su privacidad, validar sus experiencias y evitar detalles innecesarios o sensacionalistas es fundamental para ejercer una prensa ética y responsable. Lamentablemente, en ocasiones, algunos medios se enfocan más en el morbo que en la relevancia del respeto y la información.

El impacto de las palabras es significativo en la presentación de una historia. Es vital que los periodistas utilicen un lenguaje respetuoso y compasivo al informar sobre incidentes traumáticos. La elección de las palabras y la narrativa puede influir en la percepción pública y en el impacto emocional que una noticia tiene sobre las víctimas y sus seres queridos.

La revictimización ocurre cuando se promueven discursos de odio o se plantean escenarios que parecen justificar tales violencias. El respeto a la privacidad de las víctimas es un principio fundamental. En el caso de México, aquellas que denuncian merecen confidencialidad en sus nombres, detalles y carpetas de investigación. Antes de divulgar cualquier información relacionada con un evento traumático, es esencial obtener el consentimiento informado de aquellos afectados, comprendiendo que la vida de estas personas estará expuesta al escrutinio público. La revictimización puede dificultar el proceso de recuperación de quienes han sufrido un trauma o estrés postraumático. El manejo inadecuado de su historia puede desencadenar emociones dolorosas y reabrir heridas que están en proceso de sanación o búsqueda de justicia.

La responsabilidad de evitar la revictimización no recae únicamente en los medios de comunicación, sino que es un compromiso colectivo. La sociedad en su conjunto debe ser consciente de cómo su tratamiento de las historias de las víctimas puede influir en su bienestar emocional. Todos tenemos un papel importante en proteger la dignidad y el respeto hacia aquellos que han sufrido traumas. En conclusión, la no revictimización de las víctimas es un deber ético y moral que la sociedad debe demandar a los medios de comunicación. Los micrófonos deben estar abiertos para aquellos que, dentro del marco legal, deseen compartir sus vivencias desde el respeto. Comunicar estos procesos en una sociedad tan propensa a la violencia es crucial; es vital destacar las acciones que son delitos, que son denunciables y, por supuesto, 2 asegurar que las víctimas sepan que no están solas. Permitir que los agresores utilicen su poder y violencia a través de los medios no es periodismo, es violencia.

POR DIANA MURRIETA
PRESIDENTA Y FUNDADORA DE NOSOTRAS PARA ELLAS, A.C.
@DIANAMURRIETAM
DIANA.MURRIETA@NOSOTRASPARAELLAS.ORG

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