CONSUMMATUM EST

Lealtad si, abyección no

La lealtad política y la abyección política son conceptos fundamentales en el ámbito de la ciencia política

OPINIÓN

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Lorena Piñón Rivera / Consummatum est / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La lealtad política y la abyección política son conceptos fundamentales en el ámbito de la ciencia política, y su comprensión es crucial para analizar la dinámica política en México y en otros contextos. La lealtad política se refiere al compromiso de un individuo hacia un partido político, líder político o ideología. Exponiéndolo como una virtud, la lealtad es un concepto positivo cuando se entiende como un lazo basado en principios y valores compartidos, en donde el avance democrático y la justicia social son la principal motivación.

En política y en la vida, la lealtad implica apoyo continuo, incluso en momentos difíciles o de crisis genuina, siempre y cuando la causa que se apoya se mantenga fiel a los ideales que el individuo considera importantes. La lealtad debe ser una decisión genuina y no una respuesta a un liderazgo autoritario. Samuel P. Huntington ha abordado el tema de la lealtad política en su obra "El Orden Político en las Sociedades en Cambio", destacando la importancia de la estabilidad política y la lealtad como elementos clave para el funcionamiento de las sociedades.

En esa misma lógica, Norberto Bobbio, en su libro "El futuro de la democracia", también ofrece reflexiones sobre la lealtad política, haciendo hincapié en su papel en la construcción y sostenimiento de sistemas democráticos. Aquí se coloca como punto fundamental que no importa la ideología, la lealtad política es provechosa para una sociedad; siempre y cuando la vocación por la democracia, el respeto a los derechos humanos y las aspiraciones de progreso social sean la meta diaria por alcanzar y defender.

En el reverso de la virtud, se encuentra el vicio indigno de la abyección política, condición lamentable que implica una sumisión extrema y degradante ante un líder o un poder político. Veremos los vasos comunicantes con ese fenómeno inventado que algunos llaman “cuarta transformación” y en donde sus devotos participan sin pizca de autocrítica y unas minúsculas porciones de dignidad: la abyección política se asocia comúnmente con la renuncia a principios éticos y morales con el fin de mantenerse en la gracia de un líder o grupo de poder.

La abyección se manifiesta en la aceptación incondicional de prácticas corruptas, el abandono de la crítica constructiva y la obediencia ciega a pesar de la inmoralidad o ilegalidad de las acciones políticas.

Los pocos episodios de disentimiento son rápidamente reencauzados por el autoritarismo, y muestra de ello es lo acontecido en el proceso de corcholatas y corcholatitas de Morena y sus aliados. Marcelo Ebrard pasó de la firmeza para exigir la limpieza de los resultados en las encuestas, para después de muchos amagues de ruptura ceder a una tibia adhesión en donde acepta los resultados que encumbraron a Claudia Sheinbaum.

Las corcholatitas que aspiran a las gubernaturas hicieron lo propio, algunos de los no beneficiados con la encuesta, declararon su enfado, pero la abyección los alcanzó. Así, lastimados al interior, con rencillas, llegarán a una elección que perderán.

POR LORENA PIÑÓN RIVERA

DIPUTADA FEDERAL

@lorenapignon_ 

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