COLUMNA INVITADA

La importancia del cuidado

Quien no recuerda la historia de Tita, la hija menor de la familia De la Garza

OPINIÓN

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Mónica Castelazo / Columna invitada /Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Quien no recuerda la historia de Tita, la hija menor de la familia De la Garza, quien al ser la última hija fue predestinada a cuidar de su madre y permanecer soltera de por vida. Como agua para chocolate es una novela escrita por Laura Esquivel, gran exponente del realismo mágico en México, publicada en 1989 y llevada a la pantalla grande por Alfonso Arau en 1992.

Aunque la historia acontece en la época porfiriana, los tiempos no parecen haber cambiado mucho a 2023, hoy las inteligencias artificiales, los conflictos armados internacionales y un nivel de tecnología sin precedentes nos acompañan, pero al mismo tiempo nuestra fragilidad humana evidencia algo que al parecer se nos ha querido olvidar como sociedad: La importancia del cuidado.

Nos necesitamos los unos a los otros, no solo en el día a día, sino en los momentos más vulnerables como son la enfermedad, la depresión, los duelos y los no pocos cambios que en la cotidianeidad, se han vuelto en casos un proceso aislado y solitario, para muchos la vida es trabajar, alimentarse, ejercitarse y descansar, cuatro actividades de la rueda semanal que la enfermedad interrumpe y por elección u obligación, es en esta circunstancia que necesitaremos de un acompañamiento y cuidados.

En términos de comunicación humana, el primer cuidador es la madre, en algunos casos son el padre o los abuelos, y otros adultos cercanos, pero ¿qué pasa cuando llega la ausencia de salud o el avance de la edad con sus consecuencias limitativas?

En una sociedad cuya esperanza de vida en 2023 subirá a 81,8 años para los hombres y a 87 para las mujeres, es imposible no pensar en el rol que el estado como máximo salvaguarda, debiese tener en el cuidado de su población. La vida posmoderna ha fomentado estilos de vida individuales enfocados a la producción y el desarrollo de la profesión, el sinónimo del “éxito” es un buen matrimonio, un par de hijos, una casa, una camioneta, un perro y todos felices, con ello se asume por inercia que los hijos sean quienes cuiden cuando llegue el momento, pero ¿qué pasa cuando no hay hijos o los que hay no se hacen cargo?

Establecer un diálogo consciente sobre las obligaciones del cuidado como sociedad, -dado que aún nos queda rato de estar aquí según la prospección de vida en México-, velando por el interés propio debería ser tarea de todos, asegurando el acceso a cuidados integrales no solo cercanos al lecho de muerte, sino en vida cuando aún hay calidad e incluso productividad en el paso de una enfermedad, con los adecuados cuidados de soporte, aquellos que acompañan todas las etapas y que van encaminados a la garantía de humanidad.

Nadie quiere pensar en la muerte o la enfermedad, sin embargo, el camino hacia ese único destino garantizado para todos es el de crear conciencia, son conceptos nuevos no tan fáciles de digerir, ninguno de nosotros quiere acabar como Tita, pero y si fuese al revés, ¿quién cuidará de nosotros?

POR MÓNICA CASTELAZO

GERENTE SR. COMUNICACIÓN Y ASUNTOS CORPORATIVOS EN TEVA MÉXICO

X: @MONICACASTELAZO

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