COLUMNA INVITADA

1 sexenio, 2 renuncias de ministros

Que un ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación renuncie es, por lo menos, inusual

OPINIÓN

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Luis Pereda / Columna Invitada / Opinión de El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

Que un ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación renuncie es, por lo menos, inusual. No había ocurrido desde 1994, reforma con la que Corte adquirió relevancia como contrapeso de los otros dos poderes políticos. Que dos ministros renuncien en el mismo sexenio es bastante más extraño.

¿Qué sucedió? ¿Por qué dos ministros consideraron que había mejores cosas que hacer que pertenecer al máximo tribunal constitucional de su país, el cual sólo tiene 11 sillas, ofrece estabilidad por 15 años, un salario decoroso y un haber por retiro, pero sobre todo, la inigualable posibilidad de mejorar la vida de las personas a través del Derecho?  

Uno, Eduardo Medina-Mora, renunció 11 años antes de que terminara su cargo; otro, Arturo Zaldívar, un año antes de concluir. ¿Hay similitudes? Sí, aquí algunas:

1.     En ninguno de los dos casos se precisó la causa grave que impulsaba dicha renuncia.  

2.     De la mano de lo anterior, ambas renuncias estuvieron envueltas por el escándalo.

3.     Ni el Senado ni el Presidente de la República, dos actores involucrados por mandato constitucional en la aceptación y aprobación de la renuncia, movieron un dedo para transparentar las causas que impulsaron esa decisión.  

4.     Ninguno de los dos ministros contaba con carrera judicial.   

5.     Ambas renuncias generaron más preguntas que respuestas, como por ejemplo ¿qué papel jugó el Presidente de la República en ambos casos?

Claro que también hay diferencias. Aquí algunas: Medina-Mora, desde su renuncia, adoptó un perfil discreto, sigiloso, casi fantasmagórico. El otro caso, Zaldívar, se ha dedicado a un carrusel mediático y, próximamente, político. Otra diferencia: Medina-Mora le entregó su carta al Presidente de la Corte, en ese entonces el propio Zaldívar, para que por su conducto se le entregara al Presidente de la República. Zaldívar no tuvo esa deferencia con la ministra Norma Piña. Dicen que, con frecuencia, en política la forma es fondo.  

Que algo sea constitucional no lo convierte en deseable. La renuncia de Zaldívar es constitucional, pero no es deseable. Vamos por partes ¿Se puede renunciar al cargo de ministro por el siempre hecho de ya no tener la voluntad para desempeñarlo? Sí. La Constitución establece que nadie podrá ser obligado a prestar trabajos personales sin su pleno consentimiento. También establece que en materia de servicios públicos, sólo podrán ser obligatorios, en los términos que establezcan las leyes respectivas, el de las armas y los jurados, así como el desempeño de los cargos concejiles y los de elección popular.  

Claro que un ministro de la SCJN puede renunciar cuando le dé la gana. Esa no es la parte relevante, la parte relevante es ¿por qué le da la gana? En uno de los dos casos, aparentemente, fue la amenaza de la espada. En el otro fue la promesa de la zanahoria. En ambos casos se debilita al Poder Judicial y se fortalece al Poder Ejecutivo, trastocando la división de poderes y mermando la calidad de nuestra democracia.    

Lo problemático no es la renuncia en sí, sino la causa de la renuncia. ¿Medina-Mora era impresentable como ministro? Entonces, ¿Cómo llegó? ¿Qué responsabilidad tiene el Senado por no indagar a quién designa? ¿El Senado no tiene la capacidad de investigar a detalle los perfiles que evalúa y, eventualmente, designa? ¿Y si el Senado (el que designa) no tiene la capacidad, el Ejecutivo (el que propone) tampoco? Y, si había conductas antijurídicas que perseguir, ¿se denunciaron e investigaron, o sólo se “aprovecharon” porque “cayeron como anillo al dedo”?

En el otro caso, ¿Qué le ofreció el Presidente de la República a Zaldívar para que fuera atractivo renunciar? La Constitución le impide a Zaldívar, dentro de los dos años siguientes a la fecha de su renuncia, actuar como abogado en cualquier proceso ante los órganos del Poder Judicial de la Federación, ser secretario de Estado, fiscal general de la República, senador, diputado federal o titular del Poder Ejecutivo de alguna entidad federativa.

¿Renunció a un cargo de ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación sólo para ser asesor “pro bono” de una campaña política o su renuncia anuncia una reforma constitucional al Poder Judicial Federal, de la que él saldrá beneficiado? 

En materia de impartición de justicia, no hay posición más alta que la Suprema Corte de Justicia. Identifico dos decisiones racionales para renunciar a una de sus 11 sillas: preservar un bien superior (la libertad, por ejemplo) o conseguir un bien superior (más poder político, por ejemplo). Parece que Medina-Mora y Zaldívar se saldrán con ¿la suya?  

POR LUIS PEREDA

Miembro del Consejo Directivo de la BMA

@LUIS_E_PEREDA

MAAZ