COLUMNA INVITADA

La cuestionable investidura de Pedro Sánchez

España es un país multiétnico y las tensiones con los catalanes y los vascos, por ejemplo, son de larga data

OPINIÓN

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Javier García Bejos / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Mientras escribo estas líneas, un encarnecido y a ratos lamentable ¿debate? se lleva a cabo en el Congreso de los Diputados en Madrid, España. ¿La razón del ríspido encuentro, o mejor dicho desencuentro, entre las diversas fuerzas políticas de ese país? La investidura de Pedro Sánchez, líder del PSOE (actual partido en el poder), quién ha recurrido a un cuestionadísimo método para poder regresar a la Moncloa y encabezar el gobierno español por cuatro años más. 

Desde las elecciones generales del pasado 23 de julio, hasta la fallida investidura del candidato del PP, Alberto Núñez Feijoo, España ha vivido en la incertidumbre y la crispación social porque Sánchez, quien obtuvo la mayoría de votos pero no los escaños suficientes para poder formar gobierno, decidió recurrir a tremendo oxímoron al plantear una amnistía con dos partidos independentistas de Cataluña: Esquerra Republicana y Junts per Cataluña, el líder de este último vive en el autoexilio en Bruselas después de que se le imputaran cargos tras el fallido procés por la independencia de la autonomía catalana. Nada más y nada menos. 

La propuesta de amnistía para los responsables del procés catalán que se presentó este lunes en el Congreso español ha levantado, desde hace semanas, una ola de indignación y protestas en contra de Pedro Sánchez y su partido por pactar con quienes para muchos españoles no son otra cosa que traidores de España y responsables de la división que hoy separa a una parte de los catalanes del resto de la península ibérica, aunque esto no es del todo preciso. España es un país multiétnico y las tensiones con los catalanes y los vascos, por ejemplo, son de larga data. 

¿Ahora bien? ¿Por qué el líder del PSOE decidió pactar con dos partidos separatistas contradiciendo así sus propios dichos de campaña? ¿Por qué Sánchez optó por un recurso tan cuestionable, y que él mismo calificó de inconstitucional? La respuestas es más que obvia, pero los socialistas españoles han encontrado la jerigonza legal y retórica adecuada -para ellos- que justifique semejante esperpento para permanecer en el poder. 

La jerigonza legal de la que hablo es incomprensible para la mayoría de los mortales, pese a los intentos de muchos simpatizantes del sanchizmo por traducirla, y la retórica del PSOE se ha fincado en un discurso de convivencia nacional que nadie sabe a ciencia cierta en qué consiste y a qué aspira, porque Carles Puigdemont, líder de Junts y principal artífice de la alianza que le permitirá a Sánchez formar gobierno, ha sido muy claro en sus pretensiones de realizar un nuevo referéndum. 

Y aquí está el quid de la cuestión para el futuro inmediato de España, porque más allá de las protestas, de los dimes y diretes que se lancen Feijoo, Sánchez, Abascal, Diaz Ayuso y quien se les sume, ese reto formidable del que habla la columnista de El País, Máriam Martínez-Bascuñán, descansará en cómo diantres le hará Pedro Sánchez para cristalizar el slogan con el que vendió su cuestionable amnistía, cuando tiene ante sí a grupos políticos radicales que han pedido una serie de exigencias -como la condonación de la deuda de sus respectivas autonomías con España- que pueden sentar un peligroso precedente para la estabilidad del país. 

¿Cómo podrá afincarse esa convivencia nacional cuando se está llevando a cabo una investidura presidencial bajo unas condiciones que el pueblo español no votó? ¿Cómo se van a bajar los ánimos de una parte de la sociedad de España que está enardecida en las calles, ahí, justo afuera de la sede del PSOE? 

Quizá para muchos socialistas la sola idea de un gobierno de coalición entre el PP y Vox les provoca estupor, pero la alternativa que han elegido no es menos desagradable y sitúa a España en un verdadero predicamento en el que esa ilusoria idea de “convivencia nacional” no parece plausible. Veremos si Pedro Sánchez y su partido serán capaces de domar a los elefantes que ellos mismos han alebrestado o si España se sumirá en un clima de polarización aún más pronunciado. Ojalá que esto último no suceda. 

POR JAVIER GARCÍA BEJOS 

@JGARCIABEJOS 

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