Estamos a cinco días de que arranquen formalmente las precampañas por la Presidencia de la República y la coalición opositora, conformada por PRI, PAN y PRD, enfrenta serias dificultades que ponen en riesgo su triunfo en las urnas, tanto a nivel federal como en algunas entidades con elecciones para gobernador.
La candidatura presidencial de Xóchitl Gálvez, por ejemplo, no termina de despuntar por varios factores.
Por un lado, no quiere ella cargar con el desprestigio de los partidos políticos que la postularon, particularmente con el del PRI, razón por la que ha evitado aparecer con sus dirigentes lo más que puede.
Pero, por otro parte, en eventos masivos, como el del domingo pasado en el Monumento a la Revolución, fueron los priistas los que más porras le echaron.
Paradojas de la vida pública, porque en el círculo rojo existe la sensación de que los partidos la dejaron sola.
Pero eso no fue alimentado por el imaginario colectivo. Sus promotores parecen lejanos y ella muy solitaria. Aunque hay quienes dicen que tampoco se deja ayudar mucho.
Ella misma dice también que no se involucrará en la designación de otras candidaturas. Todo quedará bajo el control de los partidos.
Bueno, eso de “control” es un decir, porque no está claro hasta dónde los dirigentes aliancistas tienen el manejo en la designación de candidatos y coaliciones.
Para muestra un botón: la semana pasada, Alejandro Alito Moreno, Marko Cortés y Jesús Zambrano presentaron a la senadora Lucía Meza como su candidata a la gubernatura de Morelos, después de que renunció a Morena.
Besos, apapachos y fotos el jueves pasado. Cuatro días después vino el rompimiento. Dalila Morales, líder estatal del PAN, desconoció la nominación de la senadora Meza. Y no se sabe aún en qué terminará este capítulo.
Eso no es todo. En la CDMX las cosas están más enredadas que un nudo marinero.
Y el riesgo de un rompimiento está latente. Más cuando no logran ponerse de acuerdo sobre cómo se van a repartir las candidaturas y si dejarán que todos jueguen en igualdad de circunstancias en el proceso para elegir candidato a jefe de Gobierno.
El PAN ya ungió a Santiago Taboada como su abanderado, logrando incluso que Lía Limón y otras panistas le dieran su apoyo.
No han conseguido, en cambio, que el priista Adrián Rubalcava se baje de la contienda, porque no acepta lo que le ofrecen a cambio.
Algo parecido a lo que ocurrió con la alcaldesa de Cuauhtémoc, Sandra Cuevas, quien había renunciado al frente y se quedó gracias a las gestiones del propio alcalde con licencia de Cuajimalpa.
Hasta ayer no sabía el número de las posiciones que corresponderá a cada partido y mucho menos quiénes llegarán a la final del proceso para elegir candidato a la Jefatura de Gobierno.
Como sea, al PAN le urge un acuerdo político para no desgastar a su candidato, pero del lado del PRI y PRD seguirán estirando la liga.
Presionan a los azules con el reparto de posiciones, porque además están en juego las candidaturas al Senado, la Cámara de Diputados, el Congreso local y las alcaldías.
Pero mientras eso ocurre, reconocen los aliancistas que podrían perder varias de las alcaldías que ganaron en 2021, como Coyoacán, Cuauhtémoc, Tlalpan, Magdalena Contreras y Azcapotzalco.
Y por si eso no fuera suficiente en esto de los conflictos y las divisiones, consejeros del PRD en el Estado de México delinearon el fin de semana su política de alianzas locales para las elecciones ordinarias de 2024 y acordaron ir de manera independiente. Es decir, no formarán parte de la coalición “Va por el Estado de México” ni se aliarán con ningún partido.
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Y como dice el filósofo… Nomeacuerdo: “Los acuerdos son como las recetas, a veces necesitas ajustar las cantidades para que el resultado sea perfecto”.
POR ALFREDO GONZÁLEZ CASTRO
ALFREDO.GONZALEZ@ELHERALDODEMEXICO.COM
@ALFREDOLEZ
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