MALOS MODOS

Las encuestas y la democracia popular

Se “definen” (en la política, no importa tu orientación, es muy importante repetir que las cosas se “definen”)

OPINIÓN

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Julio Patán / Malos Modos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La nueva democracia funciona así:

Se “definen” (en la política, no importa tu orientación, es muy importante repetir que las cosas se “definen”) tríos en los que normalmente hay una o uno (une) que no pinta nada (saludos al Doctor Muerte) y se somete a la consideración de la militancia, vía encuestas, quién será le candidate a gobernar lo que sea: el país (un proceso que, por su relevancia, exige que sean cuatro los que no pintan nada), un estado o la Ciudad de México.

Luego viene, propiamente, la fiesta de la democracia popular. Es conmovedor. Primero, el pueblo bueno tiene la oportunidad de ver el desfile del dream team del morenismo, un movimiento construido entre militantes de izquierda que creen en cosas tan positivas como Hugo Chávez o Hamas, chicos del Verde dispuestos a dejar las fiestas en Cancún con tal de servir a la patria y priistas limpios de pecado por la magia del humanismo mexicano, para decidir con base en propuestas concretas quiénes deben darle continuidad a la Transformación de la Vida Pública.

¿Qué sigue? Las encuestas, claro. Son un proceso muy discreto que concluye, por el contrario, de la manera más pública posible.
Con la transparencia que distingue a nuestro movimiento, los resultados son cacareados en medios y redes: que en Jalisco ganó X, que en Puebla Y (inexplicablemente, Nachito Mier, con ese magnetismo, no conquistó que digamos a muches votantes), que en la Ciudad de México Z. O sea, García Harfuch.

Si usted lee al doctor Patán desde el extranjero, o acaba de despertar de un coma inducido de cinco años y no está familiarizado con el funcionamiento de la democracia popular a la mexicana, pensará: “…y quien logra el primer lugar en la encuesta es le candidate”. Ok, no. En México, vanguardia de la democracia verdadera, tenemos una figura única: la del Supremo Corrector de Encuestas.

Lo adivinaron: es el Presidente de la República. Sí. El Timón del Cambio, el Motor de la Transformación, el Cuarto Bat de la América Rebelde, el Primer Petrolero de la Nación, es también el corrector de encuestas. La cosa va más o menos así:

–Presidente —dice, imagino, el compañero Ramírez—, podemos aplicarle al Omar lo de la paridad de género.

–¿La qué de qué?

–O sea, que por ley tiene que haber un determinado número de mujeres como candidatas.

–No me gusta. Cristo, el primer líder social de la historia, estuvo rodeado de puros hombres. Pero va.

Y listo. El perdedor se va al Senado. Cosa, dicho sea de paso, que preocupa al doctor Patán.

He dicho que estoy dispuesto a no recibir el bastón de mando sino hasta 2030, pero mientras tanto necesito servir de alguna manera al pueblo, y el Senado lo veo ya muy competido. A lo mejor el compañero Marcelo quiere pensarse dos veces lo de su renuncia al movimiento. Hay que dejar paso a las nuevas generaciones, camarada.

POR JULIO PATÁN

COLABORADOR  

@JULIOPATAN09

MAAZ