América Latina y el Caribe están en una posición privilegiada para liderar la transición energética global y abordar desafíos como el cambio climático y la seguridad energética, cumpliendo así el sueño bolivariano de unidad y cooperación.
A pesar de representar 9% del PIB mundial y 8% de la población, contribuyen sólo con 5% de las emisiones globales de carbono desde 1971. Esto se debe a su uso de energías limpias como la hidroeléctrica y los biocombustibles, además, cuenta con un gran potencial en energía solar, eólica y marina, así como minerales como el litio y el cobre.
La mitad de los 33 países de la región buscan alcanzar emisiones netas cero para 2050. A pesar de que los combustibles fósiles todavía dominan la matriz energética con 60%, por debajo del promedio global de 80%, gracias a 45% de electricidad generada por fuentes hidroeléctricas. Países como Venezuela, México, Argentina y Paraguay también cuentan con este recurso, aunque es vulnerable al cambio climático.
Brasil lidera en el uso de biocombustibles, representando el doble del promedio global en la matriz energética. Además, México, Chile y Argentina tienen un gran potencial en energía solar y eólica.
Chile, Perú y Argentina son ricos en minerales esenciales para la transición energética, albergando aproximadamente 30% de estos a nivel mundial. Sin embargo, la región sigue como exportador neto de petróleo crudo e importador neto de gas natural, subrayando la necesidad de diversificar hacia biocombustibles, hidrógeno de bajas emisiones y una explotación sostenible de minerales críticos, así como su procesamiento, actualmente dominado por China.
México, con su infraestructura automotriz avanzada, tiene el potencial de convertirse en un centro de producción de vehículos eléctricos (EVs), especialmente vehículos pequeños, para toda la región. Pudiera, junto con Chile, Colombia y Costa Rica compartir sus exitosas experiencias en materia de transporte público sostenible.
Se proyecta que cerca de 16 millones de EVs estarán circulando en la región para 2030. Brasil podría producir biocombustibles avanzados para la aviación y todos los países pudieran hacer de la eficiencia energética una prioridad.
La adopción de políticas adecuadas y mecanismos efectivos de implementación, gobernanza transparente y la lucha contra la corrupción movilizarán recursos financieros a través de la banca multilateral, inversión extranjera directa y asociaciones público-privadas, impulsando el crecimiento regional.
Avanzar en la integración regional a través de la interconexión eléctrica sería beneficioso, aprovechando la complementariedad de recursos renovables, abordando la intermitencia de la energía solar y eólica, y reduciendo la dependencia de la importación de gas natural.
América Latina y el Caribe tienen la capacidad de reducir la desigualdad que caracteriza la región y se acercarán al sueño bolivariano de unidad y prosperidad compartida.
POR ISABEL STUDER
PRESIDENTA DE SOSTENIBILIDAD GLOBAL
EEZ