Esta semana tiene lugar en San Francisco, California, la Cumbre de jefes de estado o de gobierno de las veintiún naciones que forman parte de la APEC (Asia-Pacific Economic Cooperation), el foro más importante de cooperación económica de la región de Asia Pacífico. Esta singular asociación fue fundada en 1989, al final del periodo de la guerra fría, se profundizó la globalización, parecía que el mundo se encaminaba a una era de unipolaridad dominada por Estados Unidos, y que el nuevo epicentro de la economía mundial se trasladaba al pacífico, después de siglos de haberse situado en ambos lados del atlántico.
La APEC reúne a las dos grandes economías del mundo, China y Estados Unidos, pero también forman parte de ella Japón, quien ocupa la tercera posición, y algunas de las economías más dinámicas del siglo XXI, como Corea del Sur, Taiwán y Singapur, y economías en rápido ascenso, como Vietnam, Malasia y Australia. Del otro lado del pacífico, también forman parte de APEC México, Canadá, Chile y Perú. El objetivo declarado del foro es promover la prosperidad de las poblaciones de la región a través de un crecimiento económico equilibrado, inclusivo, sostenible, innovador y seguro, y acelerando la integración económica regional.
Las cifras de APEC son impactantes desde cualquier punto de vista. Las economías de la región representan el 62 por ciento del PIB global, el 38 por ciento de la población mundial y dominan el 48 por ciento del comercio mundial. Este comercio total de bienes en la región se quintuplicó entre 1994 y 2019, pasando de 4,1 billones a 19,0 billones de dólares, con un ritmo de crecimiento anual superior al 6 por ciento. La inversión extranjera en los países de la región creció a un ritmo superior al 10 por ciento anual entre 1994 y 2020, pasando de 1.5 billones en 1994 a más de 20 billones de dólares en 2020. https://es.apec2023sf.org/
Pero no todo son buenas noticias para APEC. En los últimos años han aumentado significativamente las tensiones entre sus dos principales socios, Estados Unidos y China, y la confrontación geopolítica y militar entre Estados Unidos y Rusia, quien también forma parte del foro. Hay que recordar que en la última década China desplazó a Estados Unidos como el principal socio comercial de la mayoría de los países del mundo, incluyendo no sólo a los miembros de APEC, sino también a las naciones de África, Europa e incluso de América Latina.
La competencia por la hegemonía económica mundial entre las dos superpotencias tiende a profundizarse. En consecuencia, el mundo de hoy es menos propicio a la globalización que vivimos en las últimas tres décadas. Se encamina nuevamente hacia una mayor integración a nivel regional, dando lugar a fenómenos como el “nearshoring” que, para un país como México, vecino de Estados Unidos, representa una enorme oportunidad para impulsar su propio desarrollo.
De hecho, ya estamos viendo algunos resultados del “nearshoring” en un aumento de las inversiones extranjeras en nuestro país, que alcanzaron casi 30 mil millones de dólares en el primer semestre de este año, y que México se ha consolidado como el principal socio comercial de Estados Unidos, concentrando el 15.7 por ciento del comercio estadounidense, según informó la Oficina del Censo de ese país. Son datos positivos para México. Pero hay que aceptarlo. Es la geografía. No el resultado de una exitosa política de atracción de inversiones, o de una gestión económica particularmente eficiente. Sin embargo, esta positiva tendencia debe ser un poderoso incentivo para mejorar nuestras políticas públicas, especialmente en materia energética, uso del agua y seguridad. Debe ser la base para impulsar un México más sostenible. https://www.eleconomista.com.mx/empresas/Mexico-se-consolida-como-primer-socio-comercial-de-Estados-Unidos-20231107-0060.html
La Cumbre de APEC de 2023 tiene especial relevancia política porque el presidente Biden será el anfitrión, y sostendrá numerosos encuentros bilaterales con sus contrapartes, incluyendo uno con el presidente chino, Xi Jinping. El encuentro debe servir para mejorar la comunicación entre ellos y sus gobiernos, para disminuir la tirantez por Taiwán, y para dialogar sobre los conflictos armados en Ucrania y Palestina, que afectan gravemente a Europa y el Medio Oriente. Pero ningún encuentro entre sus líderes puede eliminar la causa profunda de las tensiones entre sus países: la competencia por la hegemonía global.
Es muy buena noticia que el presidente López Obrador haya decidido hacer una excepción a su costumbre de no asistir a las principales cumbres mundiales. Más allá de la agenda formal de estos encuentros, sean de la ONU, el G20 o de las Américas, la presencia del presidente es una oportunidad para promover el interés nacional frente a otros líderes mundiales, y que éstos lo conozcan personalmente.
Es una forma de aumentar la influencia de México en los asuntos mundiales. López Obrador sostendrá un encuentro privado con el presidente Biden. Muy buena oportunidad para reforzar el entendimiento bilateral en la nueva era de regionalización del mundo.
POR: MIGUEL RUIZ CABAÑAS
PROFESOR EN EL TEC DE MONTERREY
@MIGUELRCABANAS
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