LA REBELIÓN GEOPOLÍTICA

La guerra olvidada de Ucrania

La guerra en Ucrania puede terminar no con un estruendo, sino con un suspiro silencioso, por la fuerza de las armas rusas y por el debilitamiento de la resolución occidental

OPINIÓN

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Talya Iscan / La rebelión geopolítica / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La guerra en Ucrania ha pasado más de 600 días en un estado de violento estancamiento, mientras el mundo observa y, a menudo, cambia la atención hacia otros conflictos internacionales emergentes, particularmente en Medio Oriente.

Los manifestantes que interrumpieron la audiencia de la Comisión de Asignaciones del Senado en Washington, donde se discutía la monumental solicitud de financiación de 106 mil millones de dólares propuesta por el presidente Joe Biden, reflejan una creciente inquietud.

Esta inquietud se refuerza por la propuesta mucho más reducida de la Cámara de Representantes, que destinaría más de 14 mil millones de dólares a esta causa.

Este cambio de enfoque, este reajuste de cifras, es emblemático de un espectáculo más grande que se desarrolla: el de la hipocresía de la diplomacia occidental. Mientras Estados Unidos y Europa se han presentado como “protectores de la libertad y opositores de la agresión rusa”, la realidad presupuestaria sugiere una desconexión entre la retórica y la realidad.

El repliegue financiero puede ser interpretado como una señal de un cambio tectónico en la perseverancia occidental. Rusia, observando con su paciencia geopolítica habitual, parece posicionarse para capitalizar las flaquezas y las divisiones en la solidaridad occidental. A medida que la ayuda disminuye, el vigor de Ucrania para repeler los asaltos rusos se ve amenazado.

A lo largo del conflicto, Rusia ha mantenido su capacidad de reagruparse y lanzar ofensivas renovadas, como se ha visto en los preparativos cerca de Avdiivka y otros puntos críticos del frente.

La derogación por parte de Putin de la ratificación del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares, las muertes en Jersón y la capacidad de repeler ataques con drones en Crimea son demostraciones de una Rusia que, lejos de estar debilitada, parece estar adaptándose y fortaleciéndose en el enfrentamiento.

El apoyo menguante de Estados Unidos y Europa a Ucrania no es solo un síntoma de fatiga fiscal o un cambio de prioridades estratégicas; es un espectáculo que pone al descubierto la hipocresía. Mientras tanto, la población ucraniana sigue siendo la víctima de este peligroso juego de poder.

La promesa de un apoyo robusto y sostenido ha dado paso a la realidad de un apoyo condicional y decreciente.

La triste ironía de esta situación es que la narrativa de un Occidente unido y comprometido con la defensa de “la democracia” se está desvaneciendo, dejando a Ucrania en una posición precaria. Rusia, en su marcha constante y estratégica, parece estar emergiendo como la fuerza victoriosa de esta guerra, no a través de una victoria aplastante en el campo de batalla, sino a través de la resistencia y la paciencia.

La cobertura mediática y la propaganda sugieren un cambio de enfoque hacia Israel, aunque la realidad es más compleja. Los medios han reducido su cobertura sobre Ucrania, pero Rusia no ha detenido sus avances militares.

Estados Unidos y Europa, anteriormente vistos como los financiadores de la resistencia ucraniana, parecen estar retrocediendo en su apoyo, dejando a Ucrania en una posición vulnerable.

Mientras tanto, Rusia parece estar capitalizando las circunstancias a su favor.

Al final, la guerra en Ucrania puede terminar no con un estruendo, sino con un suspiro silencioso, por la fuerza de las armas rusas y por el debilitamiento de la resolución occidental.

POR TALYA ISCAN
CATEDRÁTICA, FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES, UNAM; UNIVERSIDAD PANAMERICANA

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