COLUMNA INVITADA

El gran reto de 2024: abatir el abstencionismo

Para ello, es necesario analizar algunos números de otros procesos electorales similares, por ejemplo, la elección de 2018

OPINIÓN

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Fernando Diaz Naranjo / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

Diversos actores políticos y autoridades del Instituto Nacional Electoral (INE) han considerado las elecciones de 2024 como las más grandes que haya tenido nuestra nación, principalmente por el número de cargos de elección popular en disputa, ya que se renovarán, 20,375 cargos.  A nivel federal 629 cargos, la Presidencia de la República, las 500 diputaciones federales y las 128 senadurías.

A nivel local habrá elecciones en las 32 entidades federativas del país en donde se renovarán 19,746 cargos de donde destacan 8 gubernaturas y la jefatura de gobierno de la Ciudad de México; 1,098 diputaciones locales; 1,803 presidencias municipales; 14,429 regidurías; 1,976 sindicaturas, y 431 cargos auxiliares.  Todos estos cargos, además, habría que multiplicarse por el número de partidos políticos y, eventualmente las coaliciones que se registren lo que hará crecer exponencialmente el número de candidaturas por cada cargo de elección popular que estarán en juego.

Otro aspecto que es significativo para estas elecciones es la cantidad de electoras y electores que podrán participar en la misma, en donde el INE estima que podrían ser cerca de 98 millones de registros que implicará, a su vez, que sean instaladas aproximadamente 170 mil casillas a lo largo y ancho del país que estarán recibiendo el 2 de junio del año que entra la votación de la ciudadanía, para lo cual, se estima 1.5 millones de funcionarias y funcionarios de casilla quienes serán los responsables de la operación de las mismas.

Bajo este contexto, es presumible que ante la concurrencia de tantas elecciones pueda ser un incentivo importante que incremente la participación de la ciudadanía, que es fundamental para darle credibilidad no solo a las candidatas y candidatos que en su oportunidad resulten electos, sino al propio sistema político electoral.

Para ello, es necesario analizar algunos números de otros procesos electorales similares, por ejemplo, la elección de 2018.  En dicha elección, de acuerdo con el Estudio muestral sobre la participación ciudadana en las elecciones federales de 2021, del INE, participó el 63.4% de la ciudadanía, es decir, un 36.6% de las y los electores no asistieron a votar; además, si comparamos este registro con la elección federal de 1994 -en donde también se renovó la Presidencia de la República- y en donde voto un 77.2% de la ciudadanía tenemos que de este año a 2018, hubo una reducción de la participación del 13.8%.

En este sentido, me parece que el lumbral mínimo de votación para 2024 no debe ser menor a la registrada en 2018, es decir, de un 63.4%.  Asimismo, el INE, junto con los 32 Organismos Públicos Locales Electorales y los partidos políticos nacionales y locales y la sociedad civil, deberán generar diversas estrategias para incentivar la participación de diversos sectores de la población como, por ejemplo, el de los jóvenes, que son los que menos participan.

El INE, en el mismo Estudio, pero del año 2018 reveló que los jóvenes entre los 19 y 29 años son los que menos participan en elecciones.  Por ejemplo, en el segmento de edad de 20 a 29 años solo se registró una participación del 52.8%, es decir, un 47.2% no asistió a las urnas.  En contraste el segmento de población de 65 a 69 años registró una participación del 73.3%, es decir, este segmento votó en un 20.5% más que los jóvenes.

El INE ha desarrollado diversos mecanismos de información que fomentan la participación ciudadana tales como un asistente virtual que atiende dudas sobre el proceso electoral, la publicación de la ubicación de casillas, así como el Sistema “Candidatas y Candidatos, Conóceles” que en otras elecciones ha integrado información de las diversas candidaturas.  No obstante, harán falta programas específicos para jóvenes y el uso de redes sociales será una herramienta fundamental.

Pasadas las elecciones veremos finalmente el porcentaje de participación y abstencionismo registrado, pero hacemos votos para que, en su oportunidad, autoridades electorales, partidos políticos, organizaciones de la sociedad civil y la propia ciudadanía se manifieste libremente el año que entra por el partido político, coalición, candidata o candidato de su preferencia, con lo que estaremos incentivando el principal factor de la democracia: la participación ciudadana.

POR FERNANDO DÍAZ NARANJO

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