COLUMNA INVITADA

By the way, the whitexicans y otros odiadores…

Sueñan con un país donde la policía solo los defienda a ellos y aniquile a la masa, pobre y excluida

OPINIÓN

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Diego Latorre / Columna invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

Odian al pobre. Odian al “prieto”, al “naco”, al “chairo”, al “indio”, al “progre” y a los “negros” (sus adjetivos favoritos).

Odian a quien no tiene estudios, no habla inglés o no lo pronuncia correctamente.

Odian a sus empleados domésticos: “sirvientas”, “mozos”, “choferes” y a todos los albañiles, así como al que tiene que transportarse largas horas para llegar a su lugar de trabajo.

No soportan que se les solicite un aumento salarial, se les recriminen las condiciones deplorables del empleo, o se les exija el pago del seguro social. Aborrecen al mexicano que envía remesas y al conjunto de los migrantes que transitan nuestro territorio en busca de una oportunidad. No soportan a los cubanos, incluso, a sus médicos; desprecian a los haitianos, salvadoreños, hondureños, venezolanos, bolivianos, ecuatorianos y a los colombianos.

Odian a los judíos, a los ateos y a todos los que no sean como ellos. Odian a los homosexuales y a todas las diversidades.

Odian a las mujeres que protestan contra el machismo, y a los marginados y excluidos del sistema que cobran de programas sociales. Odian a quienes salen a la calle porque les han hecho alguna injusticia.

Desprecian a todos aquellos que no profesan la religión neoliberal y su sistema de creencias, llegando, incluso, a quemar libros o ampararse para evitar su distribución.

Exigen servicios sociales a la altura del primer mundo, pero evaden impuestos.Odian a los desempleados y a los que ellos mismos dejan sin trabajo.

Odian a las mamás que se emplean de sol a sol y amamantan a sus hijos a la vista de todos.

Repudian a quienes estudian en la escuela pública, y al maestro que exige un salario digno.

Odian la voz popular cuando se corea en voz alta. Odian que un “cualquiera” irrumpa en su burbuja y entre al área reservada para la élite y para quienes pretenden ser los dueños de un país que, en realidad, detestan; sí, lo detestan, pues no soportan a las mayorías, mofándose de ellas con ese humorcito racista, xenófobo y de clase que les sirve para comunicarse y sentirse parte de la minoría con el linaje perfecto.

Repiten el discurso de papi y sus billetes, aunque provenga de estafas financieras, evasiones millonarias, o de delincuentes de cuello blanco. Esparcen su veneno por doquier y crecen burlándose del diferente, de quien nunca tendrá sus privilegios.

Sueñan con un país donde la policía solo los defienda a ellos, a sus posesiones y aniquile a la masa, pobre, excluida y arrojada al acotamiento, a la pobreza. No disimulan su odio, están orgullosos. Esto los define y los deja dormir tranquilos, pues son, ciertamente, congruentes: Odian a todos, menos a quienes son como ellos.

Se creen dueños de un país que detestan, es muy cierto, pues no existe otra manera de sintetizar explicación alguna para entender tanto odio.

PORDIEGO LATORRE LÓPEZ

SOCIO DIRECTOR DE LATORRE & ROJO, S.C.

@DIEGOLGPN

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