En el vertiginoso mundo del deporte profesional, la búsqueda del éxito puede fácilmente nublar la perspectiva y desviar la atención de lo verdaderamente significativo; objetivos y sueños que se tenían cuando se inició la carrera deportiva.
La gloria, la fama y el dinero pueden resultar tentadores, pero sin una base sólida de valores morales, familiares, sociales y/o psicológicos, un atleta corre el riesgo de perderse en ese laberinto de tentaciones y perder contacto con la realidad.
Casos lamentables como el de OJ. Simpson, Oscar Pistorius, Aaron Hernandez, Dani Alves, Omar “Gato” Ortiz, empañan el deporte, truncando su carrera y dejando un legado manchado para ellos, sus allegados e incluso sus equipos y el propio deporte.
La construcción de una carrera deportiva duradera y exitosa no solo se trata de habilidades físicas y técnicas. Los escándalos deportivos han estado presentes desde siempre y en la gran mayoría de los deportes, tanto amateur como profesional, sin embargo las acciones para erradicarlos han tenido un desarrollo no tan favorable.
En la naturaleza humana, la imperfección y la propensión a cometer errores son hilos inevitables, pero cuando estas acciones tienen un precedente y no se hace algo al respecto y a conciencia, difícilmente la situación cambiará, afectando al individuo, a los grupos a los que pertenece y el ambiente en el que se desarrolla.
La psicología deportiva toma cada vez más importancia en las competencias, pero este tipo de psicología que se enfoca en el comportamiento antes, durante y después de alguna actividad física, entrenamiento de alto nivel o profesional ¿podría subsanar cuestiones internas y reponer vacíos extra-deportivos?
Los equipos e instituciones deportivas, que además son agentes reclutadores y formadores de talento, pueden dar un enorme paso al promover programas de desarrollo personal y profesional que aborden aspectos como la toma de decisiones, la gestión del estrés y las habilidades sociales, la presencia de mentores y líderes con experiencia puede ser de gran ayuda en el proceso de arropar y guiar a los jóvenes que buscan un proyecto de vida través del deporte.
De esta manera, instituciones y equipos reducirán la incertidumbre de tener o no a deportistas que ocasionen o que no se involucren en situaciones conflictivas.
Como consultor de empresas y especialista en Fan Engagement, resalto lo vital que es mantener, por la sustentabilidad del deporte, el cuidado integral de los atletas, si algún ídolo de un determinado equipo, quien además creó un vínculo con la afición o cercano a los ideales del club, resulta ser acusado de un robo, secuestro, asesinato, tanto el ídolo como el equipo al que pertenece perderán credibilidad y se genera una animadversión.
Sir Alex Ferguson menciona, “Buscaba formar un Club de Futbol, no un equipo”, en referencia a las exigencias hacía sus jugadores a la par de inculcarles noción respecto al lugar en que se encontraban y la gran responsabilidad que se tenía unos con otros dentro y fuera de los entrenamientos del Manchester United, siendo él no solo técnico del equipo, sino tomando un rol de maestro e incluso una figura parental para muchos de los futbolistas que llegaban durante su adolescencia a jugador con los Red Devils.
El llamado a la acción va, como en muchas ocasiones hacia los dirigentes de entidades gubernamentales destinadas al impulso del deporte, pero en esta ocasión también va dirigida a aquellos dueños, presidentes y directores de clubes, directores de federaciones y asociaciones, quienes tienen poder de decisión, de tomar en cuenta y velar por el bienestar integral de sus integrantes, si en la mayoría de los deportes, los jóvenes son inculcados el valor del trabajo constante, que se haga mención también sobre los valores, la integridad física y humana propia y la de terceros.
Por Diego Sánchez González ‘SAGO’
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