LA NUEVA ANORMALIDAD

Xóchitl en leche de burra (¡al fin!)

La participación de la precandidata presidencial en el podcast La Burra Arisca mostró que la sustancia no está reñida con el impacto

OPINIÓN

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Nicolás Alvarado / La Nueva Anormalidad / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

En tanto ciudadano convencido de la urgencia de un cambio de partido en el poder, he asistido con preocupación al desarrollo de la precampaña presidencial de Xóchitl Gálvez, y eso que mi lectura de su figura política partía ya del escepticismo. “A quienes concebimos el trabajo legislativo como encarnación del espíritu dialogante y constructor de acuerdos de la democracia…”, escribí en una entrega previa, “se nos atoran sus escenas encadenada a una curul, pernoctando en el pleno o… tomando la tribuna ataviada con una botarga de dinosaurio”. Concedía, sin embargo, que “en cada caso su histrionismo ha sido en defensa de ideas democráticas” y que “en un país de ciudadanía incipiente y democracia imperfecta, ese estilo que genera el rechazo de algunos como yo concita el entusiasmo de las mayorías”.

El problema es que, pasada su designación como precandidata, lo único que parecía haber quedado de Gálvez era ese estilo populachero pero ayuno ya de causas, sin más discurso que bravatas dirigidas al ya de por sí omnipresente presidente de la República.

Los militantes de los partidos que representa aducen –como si de verdad les preocupara la Ley al hacer campaña– que todavía no es tiempo legal de hacer propuestas. Sea pero ¿tiene que ser todo tan vacuo? ¿Pueden la idea de mundo y el proyecto de país de una potencial jefa de Estado agotarse en soy la Señora Equis y hago la Xochiseñal, en cojo todos los días cuando no meriendo conchas con chocolate hoy en Sonora y mañana en Yucatán? ¿De verdad no tiene qué decir sobre lo que representa ser, si no gobernante, siquiera mujer y ciudadana y empresaria y madre en el México de hoy?

A punto estaba yo de tirar la toalla cuando la descubrí invitada a un podcast que escucho a menudo pese a no ser su público objetivo. La Burra Arisca está dedicado a gente más próspera y menos taciturna que yo pero sobre todo a personas de un género distinto al mío. Me gusta, sin embargo, porque Adina Chelminsky, Laura Manzo y L’Amargeitor forman parte de esa rara especie mediática de quienes saben abordar al micrófono asuntos serios y relevantes con la bonhomía y el desparpajo de quien lo hace en una sobremesa pero también con la lucidez y la claridad de quien acostumbra pensar y lo disfruta.

La Xóchitl que emergió tras una hora de remojo en leche de Burra fue una que hacía falta: una que ve la presencia del crimen organizado y cuestiona la estrategia de seguridad, que piensa y se piensa desde el género, que entiende la urgencia de una política de fomento al emprendimiento, que tiene en el radar los obstáculos de las nuevas generaciones para hacerse de una vivienda. Y todo sin aburrir, platicando como si tal cosa.

Las Burras Ariscas no hicieron de Xóchitl Gálvez una estadista. Pero le mostraron el camino para dejar de ser una tiktokera.

POR NICOLÁS ALVARADO

COLABORADOR

IG Y THREADS: @NICOLASALVARADOLECTOR

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