“La educación no crea al hombre, le ayuda a crearse a sí mismo.” Maurice Debesse.
Cada vez que nos cuestionamos si existe alguna solución para mejorar al mundo, nuestra respuesta número uno será la educación. Lo pensamos en abstracto, de cómo creemos que a través de la educación y la cultura las sociedades alrededor del mundo se podrían mejorar en todos sus aspectos. Las estadísticas nos darán la razón cuando comparemos la inversión en educación de cada uno de los países, su infraestructura, la capacidad de recepción de estudiantes y su calidad, veremos que las naciones que cumplen con esto también tienen sociedades más seguras, con mejor economía, más limpias y, en general, mejores lugares para vivir y desarrollarse.
Ahora bien, debemos aterrizar este abstracto educativo. Veamos qué es lo que sucede en educación superior en el mundo, ya que a pesar de que en la actualidad se encuentran matriculados más de 235 millones de estudiantes activos, esto solo representa el 40 % de las tasas mundiales de inscripciones y también esto genera desigualdades en países y regiones. Acercando la lupa a nuestro país, la matrícula total de personas que estudiaban en instituciones de educación superior en México, al cierre del calendario escolar 2021, era de 5 millones 69 mil 11 personas, el 53.5 por ciento estaba constituida por mujeres (2 millones 714 mil 329) y 46.5 % por hombres (2 millones 354 mil, 782).
Si bien estos números van en aumento en nuestro país, pues en 2005 solo el 11 % concluyó una licenciatura, para el año 2022 este número aumentó al 18 por ciento, lo que equivale a un total de 4.1 millones de jóvenes con mayor preparación. Sin embargo, debemos acercar esa lupa educativa un poco más, veamos qué pasa cuando un estudiante decide estudiar un posgrado. Para el año 2017 la matrícula total de alumnos de posgrado en México, que comprendían estudiantes de especialidad, maestría y doctorado en las modalidades escolarizada y no escolarizada fue de 313,997 alumnos inscritos, de los cuales egresaron 104,453 y solo 70,056 consiguieron un título de posgrado, según la ANUIES.
Aunque es innegable que el número de estudiantes de posgrado se ha incrementado en los últimos años, sin embargo, el tema de la titulación sigue siendo la gran deuda. Otra de los rubros deficitarios es la movilidad de alumnos en el extranjero, misma que ha disminuido en este mismo periodo, pues en el 2015 del universo total de estudiantes de posgrado, solo 2 % lo hacían en el extranjero, ahora la cifra se ha reducido por mitad.
Así, observando este conjunto de números de educación en nuestro país, es innegable que debemos inventar más y mejor, claro, si queremos que nuestra sociedad sea mejor y que, en realidad, la educación sea la panacea. Sin embargo, lo que vemos es que los apoyos y becas en educación van disminuyendo poco a poco, mientras el dinero se va para el asistencialismo. Si no invertimos en este rubro, México estará destinado a problemáticas cada vez más severas. Estoy convencida que sí podemos ser una nación mejor y que la vía debe ser más y mejor educación y, el Estado no puede simplemente hacerse a un lado.
POR ADRIANA SARUR
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