MISIÓN ESPECIAL

Muerte y desgracia

Crecen los números de muertos y desaparecidos lejos y cerca de este nuestro México. La solidaridad es más necesaria que nunca

OPINIÓN

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Martha Bárcena Coqui / Misión Especial / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

En Gaza hay más de 7,000 palestinos muertos, la mitad de ellos niños. Los bombardeos israelíes parecen más una venganza que el ejercicio de legítima defensa ante el terrorismo condenable de Hamas.

En México, aumentan los muertos y desaparecidos consecuencia del huracán Otis que azotó sin piedad las costas de Guerrero y la otrora joya del turismo mexicano, Acapulco.

Lo que sucede en Gaza es consecuencia de la locura y la irracionalidad humanas. Uno pensaría que, tras los sufrimientos del pueblo judío, tendrían mayor compasión y empatía. El gobierno de Israel no las demuestra.

A pesar del llamado a un cese al fuego de la comunidad internacional a través de la Asamblea General de la ONU, Israel ha optado por insultar a la organización y a su secretario general. Continúa con los bombardeos indiscriminados y la penetración de sus fuerzas militares y tanques en Gaza. Habrá más muertos, odio y violencia.

La destrucción en Guerrero y Acapulco es resultado de fuerzas de la naturaleza, del cambio climático. Pero sus terribles consecuencias derivan de años de abandono del estado y el puerto. De la penetración del crimen organizado, vinculado a varios gobernantes de este y anteriores sexenios. De la falta de una cultura de prevención. Consecuencia de un deterioro del orden, de la legalidad, de la calidad de la construcción, de los servicios. De la ausencia de protocolos ante emergencias. De la incompetencia de funcionario/as federales, estatales y municipales.

La sociedad mexicana mostró de nuevo su fortaleza. Se ha volcado solidariamente hacia Guerrero y Acapulco, aunque algunos aprovechan para avanzar sus ambiciones políticas. En lugar de ganar, pierden la confianza y el respeto de la sociedad, aunque muestren cajas repletas de sandalias azules y papel de baño. Primero, la emergencia humanitaria, luego la reconstrucción. La recuperación de Acapulco y de Guerrero será larga y compleja. Están devastados. No hay suficiente agua, luz ni combustible. Los saqueos, impulsados muchos por el crimen organizado, han mostrado el peor rostro de México. Los pobres sufren las consecuencias más graves.

El Ejército y la Marina ejecutan sus planes de auxilio a la población civil en casos de desastre. Pero ocupados en el Tren Maya, el Transístmico, el AIFA, están operando al límite. Distraen su personal, en lugar de concentrarlo en sus funciones primordiales: la defensa de la soberanía, el mantenimiento del orden y el auxilio a la población civil.

Me abstengo de comentar la supuesta orden de canalizar toda la ayuda a través de dichas instituciones y la Guardia Nacional, porque es tan mezquina que no se compadece con un gobierno que se dice humanista. Hay que dejar actuar a la sociedad civil que ya lo hace.

Queda mucho por delante. La respuesta de emergencia fue más lenta de lo debido. Hay dudas sobre el manejo del censo de damnificados. Y luego vendrá la reconstrucción.

POR MARTHA BÁRCENA
EMBAJADORA EMINENTE

@MARTHA_BARCENA

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