Bruno tiene 14 años, una noche su padre, quien estaba alcoholizado, lo golpeó. Según él, el adolescente era un retrasado mental porque en la mañana cuando lo puso a lavar su carro, dejó las llaves adentro, además al prepararse la comida antes de irse a la escuela, dejó la puerta del refrigerador abierta, y le exigía que le pidiera perdón por lo que había hecho y hacerle prometer que nunca más iba a pasar; el niño desconcertado le respondió que no todos tenían la misma capacidad, que él era un poco distraído y que no podia prometerle que no iba a volver a pasar. El papá tomó un cinturón y lo golpeó hasta que la hebilla se rompió, ya que esta contestación la percibió como insolente.
Situaciones como ésta son el pan de cada día de millones de niñas, niños y adolescentes que optan por huir de casa. En el país, 29 mil niñas, niños y adolescentes no tienen casa o viven en algún albergue y 5 millones están en riesgo de quedarse sin hogar por adicciones, pobreza o violencia familiar.
De acuerdo con cifras nacionales en 2020 el 80.6% de las víctimas de violencia familiar fueron niñas y mujeres adolescentes. Algunas de las consecuencias del maltrato de acuerdo con diversos estudios son: un menor nivel de educación, el desempleo, empleo intermitente, el abuso de drogas y el embarazo adolescente.
El freno a la violencia contra los menores empieza por uno. Debemos identificar si tenemos conductas violentas o si conocemos a alguien que las ejerce. Para ello tenemos que saber: ¿qué es el maltrato infantil? Es agredir de manera física, verbal o emocional a un menor, hacerlo sentir como propiedad e invalidar sus opiniones, pensamientos y sentimientos.
Junto al maltrato se presenta el abandono infantil, que es cuando las necesidades básicas de un menor (alimentación, vivienda, educación y salud) no son cubiertas por las cuidadoras y cuidadores. Una vez que hacemos conciencia sobre el maltrato y el abandono infantil es importante denunciarlo, dejar atrás esta idea de que “no me puedo meter” porque estamos siendo cómplices. Basta con llamar al 911 y levantar una denuncia anónima para que intervenga el DIF.
También hay que perderle el miedo a las fundaciones, ya que hay quienes creen que es mejor que vivan con sus padres o madres aunque los maltraten a que estén en una institución especializada donde se garantizarán sus derechos y tendrán acceso a una vida libre de violencia.
Casa Alianza, una organización internacional que trabaja de la mano con el DIF, recibe adolescentes entre 12 a 18 años víctimas de violencia psicológica, física, sexual o que vivían en condición de trata o tráfico por sus propias familias o personas cercanas.
En 2023 esta organización atendió a 175 adolescentes, brindándoles un hogar, acceso a sus derechos y atención psicológica. Además trabajan con sus familias para transformar las relaciones de violencia.
Para recaudar fondos e invitar a la sociedad a empatizar con los menores que están en situación de calle el próximo 10 de noviembre en Casa Alianza tendrá lugar campaña Sleep out México que consiste en invitar a la sociedad a dormir a la intemperie solo con una cobija, esta experiencia tendrá un costo de $500 por persona. Suena loco ¿Quién querría pagar por dormir a la intemperie? Pero, sólo así reaccionamos. Es urgente tomar acción y empezar a ayudar a nuestras niñas y adolescentes ¿Te atreves a vivir esta experiencia? Para más detalles visita: https://casa-alianzamexico.org/
POR: DULCE GALINDO VILLA
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