Para Sofía y Oscar
Octubre es el mes internacional contra el cáncer de mama. Se trata de uno de los tipos de cáncer más frecuentes a nivel mundial y la principal causa de muerte por tumores malignos entre mujeres. Según datos el Inegi, durante 2022 se registraron en México 23,790 nuevos casos de cáncer de mama entre la población de más de 20 años y 7,788 mujeres fallecieron por ese mal.
La detección y el diagnóstico oportuno representan el primer eslabón para sobrevivir la enfermedad. La Organización Mundial de la Salud reporta que aproximadamente la mitad de todos los casos de cáncer de mama afectan a mujeres que no tienen factores de riesgo específicos aparte del sexo y la edad. De ahí la recomendación de realizar pruebas clínicas bianuales a partir de los 40 años. Desafortunadamente, en nuestro país, sólo el 20% de las mujeres de ese grupo tuvo acceso a una mastografía, como lo reveló la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2022. Esto quiere decir que 16.4 millones de mujeres entre 40 y 49 años no tuvieron acceso a estos análisis que pueden, literalmente, salvarles la vida.
El siguiente eslabón de sobrevivencia es el acceso a los tratamientos. Se trata de los procedimientos indicados según el tipo de cáncer: cirugías, radiaciones, quimioterapias, etc. Para ello existen protocolos aprobados internacionalmente que en nuestro país se consignan en Normas Oficiales. En México, existía la NOM 041-SSA2-2022 para la prevención, diagnóstico, tratamiento, control y vigilancia epidemiológica del cáncer de mama. Digo existía, porque lamentablemente esta NOM es una de las 34 que el ex subsecretario de Salud, Hugo López Gatell, resolvió eliminar en junio pasado, relativas a padecimientos con alta incidencia y letalidad como cánceres de mama, cérvico uterino, de próstata, diabetes mellitus, hipertensión o VIH Sida.
El tema es sumamente grave, porque deja a los médicos sin la hoja de ruta sobre el tratamiento a seguir para cada caso y tipo de tumores. Y, peor aún, deja a los enfermos en absoluta indefensión frente a su padecimiento y sin posibilidad de exigir los cuidados mínimos establecidos en los protocolos de las NOM.
Hay un tercer eslabón que puede significar sobrevivir o no a esta enfermedad y es la capacidad económica para enfrentarla, sobre todo para la mitad de la población que no cuenta con seguro médico, IMSS, ISSSTE y demás esquemas de protección privados o públicos. Ese era el objetivo del Fondo para Gastos Catastróficos creado en 2004 junto con el Seguro Popular. Para 2019, fecha de su desmantelamiento por instrucciones del presidente López Obrador, el Fondo ascendía a 70 mil millones de pesos.
Por fortuna, hoy en día existen muchas posibilidades de superar un cáncer de mama. Pero sin detección oportuna y acceso a tratamientos, esta enfermedad se convierte en una sentencia de muerte. De ahí la gravedad y el tamaño del daño infligido por este gobierno.
POR VERÓNICA ORTIZ
COLABORADORA
@VERONICAORTIZO
PAL