COLUMNA INVITADA

Del Futuro de Marcelo: entre la ruptura y la ambición

Permaneciendo en Morena tiene ventajas y desventajas. Una de ellas es acceder al liderazgo del Senado

OPINIÓN

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Hugo Eric Flores / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

Las “fracturas” en política dejan huellas imborrables para las clases gobernantes, y generalmente sus consecuencias son imprevisibles. Las divisiones internas de los grupos han hecho daño al sistema democrático, a los partidos políticos, a las instituciones públicas e incluso sociedades enteras se han visto afectadas; pero, sobre todo, han sepultado carreras políticas. Las decisiones de los líderes tienen consecuencias para ellos y para todo el país, así lo ha demostrado nuestra historia. Podemos hacer un catálogo amplio de por qué se dan las divisiones internas de las clases políticas, que van desde diferencias ideológicas, decisiones que impactan a la administración pública o el buen gobierno, por mencionar algunas. O bien, temas de carácter personal, temperamentos, estilos, venganzas y revanchas. No tengo duda de que la principal causa de las fracturas en los grupos políticos siempre será el interés, a veces personal, a veces de grupo. “La cochina ambición”, dirían nuestras abuelas con ese sentido popular lleno de sabiduría que cada vez se extraña más en los tiempos que vivimos.

Relato algunas de esas fracturas en los tiempos modernos de nuestro país. En el PRI, se da el rompimiento entre los tecnócratas y la clase política tradicional, la nomenclatura la llamo Carlos Salinas. Cuauhtémoc Cardenas y Porfirio Muñoz Ledo se salen del PRI y empieza un camino hacia la democratización, ya no del PRI, sino del país entero. Esa lucha que termina con el triste asesinato de Luis Donaldo Colosio que determinó el fin del PRI como régimen político. Las consecuencias para Mexico siguen siendo incalculables.  

En el PAN, la ruptura que provocó Manuel J. Clouthier con su neo panismo cambió para siempre a ese partido. La clase empresarial entra de lleno a política y el gran “ganón”, para usar su vocabulario, fue Vicente Fox ante el también trágico y prematuro deceso de Maquío. Neo panistas y panistas tradicionales “chocan”, el pleito Fox-Calderon, dejó una marca imborrable en esa clase política que terminó con una estrepitosa derrota de su candidata presidencial, que se fue al tercer lugar después de 12 años en la Presidencia de la República.

En el PRD, la ruptura entre Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador, quien evitó una tercera candidatura presidencial del ingeniero, y terminó llevando a la izquierda a otro nivel, a la misma Presidencia de México. O también la ruptura de AMLO con el PRD, y el surgimiento de Morena como partido político nacional, que irónicamente tiene hoy al PRD, el partido que puso en la escena nacional a la izquierda, al filo de la desaparición.

Una de las preguntas que están en el imaginario político es sobre el futuro de Marcelo Ebrard, quien termino en segundo lugar en la encuesta de Morena y tras un intento fallido de rebelión poco se sabe de él. Hay más rumores que certezas de lo que está haciendo. Pero quienes lo conocemos sabemos que, sin duda, o se está moviendo sigilosamente, o está en el proceso de tomar decisiones sobre su futuro. También sabemos que generalmente sus desiciones las toma en soledad, consultándose a sí mismo. En esta columna no me detendré a analizar su personalidad, su carrera o su heterodoxa forma de hacer política muy parecida a la de Manuel Camacho Solís —me dicen quienes lo conocieron—, mejor revisemos sus posibles escenarios.

Marcelo sólo tiene dos opciones y algunas variantes sobre estas. Sus opciones son la ruptura o la permanencia en el movimiento que encabezo AMLO y que hoy tiene a Claudia Sheinbaum como la nueva líder, de acuerdo a las propias reglas que impuso el Presidente de la República ante la venia de los contendientes. Marcelo fue clave incluso en la definición de esas reglas.

Permaneciendo en Morena, Marcelo tiene ventajas y desventajas. Una de las reglas es que quien quedara en segundo lugar podría acceder al liderazgo del Senado. Al parecer a Marcelo no le interesó mucho, aunque lo colocaba en una posición estratégica, si no pregúntenle a Ricardo Monreal. El tiempo pasa y esta posibilidad se le puede esfumar. También podría tener la opción de que sus cercanos accedieran al legislativo, o a la reelección en el caso de las y los legisladores actuales que lo apoyaron. Estuvo en una posición de negociación inmejorable, pero fiel a su estilo, no vio mucho por los suyos. Tiene otras dos ventajas: no romper con el Presidente, que a estas alturas y conociéndolo, no es poca cosa. Y una más, que su pasado, básicamente la Línea 12 del Metro, que pasó de ser su mayor legado a su más terrible pesadilla, no vuelva a ser tema de discusión pública.

En la ruptura, Marcelo tendría dos escenarios. El de Xóchitl Gálvez, unirse con ella para revivir su candidatura podría ser una salida bien vista por muchos mexicanos, pero también detestada por muchos más, sería el gran traidor para el régimen de la 4T. Sin embargo, la posibilidad de una derrota electoral de Xóchitl es amplia y a Marcelo le gusta ganar, no sabe perder. Ahí quien gana no es ni Xóchitl ni él, sino los partidos del Frente opositor. Ver a Marcelo regresar al PRI sería hundir su prestigio. Jugar con el PRD, con los “Chuchos”, hoy sin la “s”, sería un absurdo; ya fueron aliados en tiempos de bonanza.

La otra vía, la tercera, como le gusta a Dante Delgado autodefinirse, es la de MC. Esta claro que Marcelo es el Plan B de Dante. Han hecho cosas juntos, siempre han sido amigos y Marcelo, fiel a su costumbre, ha coqueteado lo mismo con el Verde que con MC y hasta con el PT por mucho tiempo. Recordemos que hoy la verdadera bancada marcelista está en el Verde. Seguramente para el ego de Marcelo, no le gusta ser el Plan B, pero esta a punto de convertirse en el Plan A. Los problemas de la licencia de Samuel García son reales. Incluso se está metiendo en un laberinto legal que sus opositores en Nuevo León están aprovechando con la asesoría nacional de “Marko & Alito Co”. No son tiempos de cortesías políticas, pues esa dicta que MC ganó y deberían permitir que gobernara ese estado, pero estos son tiempos de intereses, no de cortesías. Tanto Samuel como Marcelo serían candidatos muy rentables para MC, sin duda ambos dividirían los votos de la oposición.

En este escenario todavía habría una tercera posibilidad, provocar una alianza fáctica. Si Marcelo es candidato de MC y sabiendo sus pláticas con Xóchitl, no con el Frente, podrían acordar que al final de la contienda quien vaya adelante decline por el otro. No tengo duda que esta posibilidad sí está en el imaginario de Marcelo, no de Dante, quien como estratega que es seguramente ha valorado este escenario, y por eso Marcelo es su Plan B y no el A.

El grupo de Marcelo le resta importancia a lo que hizo la doctora Sheinbaum y su equipo. Siguen en la narrativa que ganó por la ayuda que tuvo y no reconocerán que ella ha labrado su propio éxito y destino. Siguen sosteniendo que los puntos que saco Marcelo en la encuesta valen 15 millones de votos, lo cual en estos momentos es un espejismo. El valor de Marcelo será su propio valor, valor para irse o valor para quedarse. En estos momentos no vale esos millones, pero en mayo de 2024, depende de su decisión, podría valer más o no valer. Romper con Morena puede ser un reinicio a los 64 años de edad, pero también puede ser su epitafio político.

Finalmente, a Marcelo se le olvidó que la herencia se les deja a los hijos, no a los hermanos. Pero todavía más, se le olvidó que la heredera fue la hija aplicada, leal y trabajadora que ayudó a construir eficazmente el nuevo régimen. Es decir, la hija no sólo heredó, sino que también trabajó arduamente para hacerse digna merecedora de la herencia.

POR HUGO ERIC FLORES
PRESIDENTE DEL PES MORELOS 

@HUGOERICFLORES

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