¿Cómo aprovechar las nuevas herramientas tecnológicas para proteger la democracia y la cooperación global? Esta pregunta sirvió como eje conductor del intercambio de visiones, experiencias y propuestas que llevamos a cabo en el encuentro anual del Aspen Ministers Forum (AMF), celebrado el primer fin de semana de octubre en Copenhague, Dinamarca.
En enero, en este mismo espacio (Diálogo plural, soluciones globales: el AMF), expuse brevemente la historia, la esencia y los objetivos del AMF: una plataforma de análisis, discusión y generación de propuestas sobre los grandes temas de la agenda global.
Desde 2017, tengo el honor de ser parte de este foro, integrado por exministros de relaciones exteriores de distintos países. En nuestras reuniones anuales trabajamos en conjunto con especialistas para construir, a partir del diálogo plural, recomendaciones para la toma de decisiones en diversos organismos multilaterales e instituciones internacionales.
Durante la reunión de este año, tuvimos la oportunidad de discutir diversos temas de relevancia mundial: desde el desarrollo actual de la inteligencia artificial y sus implicaciones éticas hasta el rol que desempeñan las alianzas militares en la primera mitad del siglo XXI.
En la sesión inaugural, por ejemplo, exploramos algunos de los riesgos de la inteligencia artificial: sus potenciales usos militares, la proliferación de los ciberataques o el desarrollo de armas autónomas. Discutimos algunas consideraciones éticas y de derechos humanos que pueden representar una amenaza. Y coincidimos en la necesidad de construir una regulación internacional, de cara a la rápida evolución de esta tecnología.
El diseño de estrategias para utilizar las nuevas tecnologías en áreas como la cooperación internacional para el desarrollo o el fortalecimiento de los sistemas tradicionales de seguridad y defensa fue uno de los temas centrales del foro. En este contexto, discutimos el rol de alianzas militares como la OTAN frente al mundo actual, en el que diversos bloques geopolíticos –como los BRICS– se disputan el liderazgo y la influencia regional.
En este diálogo constructivo, identificamos al cambio climático como una de las principales amenazas para la seguridad humana en todo el mundo, por sus implicaciones directas en fenómenos como la migración, la ampliación de las brechas de desigualdad o la falta de acceso a derechos fundamentales. Y analizamos los desafíos que surgen en el contexto de la reconstrucción de sociedades en países afectados por conflictos. La clave radica en el equilibrio entre las necesidades inmediatas y las de largo plazo, para crear condiciones que permitan la consolidación de sistemas democráticos sostenibles.
Durante el encuentro tuve la oportunidad de moderar una sesión de trabajo, dedicada a analizar los factores externos e internos que pueden debilitar a las democracias y, con ello, modificar el orden global. Insistí en la necesidad de fortalecer la confianza en las instituciones para enfrentar los modelos autoritarios que desafían a los regímenes democráticos en todo el mundo. Y puse sobre la mesa una reflexión sobre el pragmatismo que observamos actualmente en la política exterior de algunos países: un Estado puede ser, al mismo tiempo, un gran socio económico de las democracias liberales y un aliado políticos de los regímenes autoritarios.
Finalmente, en una reunión pública organizada por la Sociedad Danesa de Política Exterior, definimos una serie de propuestas para fortalecer, precisamente, el rol que desempeñan los ministerios de relaciones exteriores frente a los principales retos globales.
Gracias a esta experiencia, puedo afirmar con toda seguridad que el Aspen Ministers Forum es un verdadero activo de la diplomacia internacional. Y lo seguirá siendo en los años por venir.
POR CLAUDIA RUIZ MASSIEU
SENADORA DE LA REPÚBLICA
@RUIZMASSIEU
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