Si uno lee el discurso del subsecretario Gabriel Yorio ante los Senadores de la República ayer, no habría duda de que ha iniciado un ciclo claramente expansivo de la economía mexicana. La fortaleza del PIB, mostrada por los datos del Inegi y subrayada por Yorio en su discurso reflejan la realidad: “una perspectiva optimista del crecimiento económico de México. Las cifras sugieren que podríamos alcanzar un crecimiento de 3.5 por ciento anual para este año, o quizá una cifra mayor”.
Lo datos de Yorio ayer soportan esta visión optimista: disminución de la deuda externa a 16 por ciento del portafolio;1.9 millones de empleos creados en el primer semestre; crecimiento de 3.0 por ciento en créditos al sector privado; recaudación tributaria en niveles récord; nivel de deuda a PIB de 48.8 por ciento para 2024; y un largo etcétera. País de ensueño.
Y es cierto que, si México detona y aprovecha cabalmente el nearshoring, y si continúa el desacoplamiento de Estados Unidos de China, estos datos tenderán a mejorar durante los siguientes años. Esto podría emular la etapa conocida como “Desarrollo Estabilizador” o “Milagro Mexicano”, referente al periodo entre 1958 y 1970, cuando se experimentaron crecimientos de PIB anualizados de hasta seis por ciento.
No obstante, en esta nueva etapa prevalece una carencia fundamental importante: no se vislumbra todavía qué empresas o empresarios podrían convertirse en los nuevos “campeones nacionales” de las siguientes décadas. Fue en el primer Desarrollo Estabilizador fue cuando vimos el crecimiento vertiginoso de compañías como Grupo Desc, Vitro, Alfa, GNP, Bimbo, Gruma, Cemex, Banamex, y varias más. Compañías que se constituyeron en los pilares de la economía del país.
Esta vez no tenemos algo así. Los emprendimientos mexicanos recientes más sofisticados, como Kavak o Bitso, son escasos y, aunque muy meritorios, están anclados en el uso de la tecnología, no en su creación. Sin embargo, no se divisan en el escenario nacional empresas cuyo ADN sea la creación de nuevas olas industriales: no hay empresas que hayan surgido para aprovechar el litio; o que estén despuntando en creación de nuevos materiales inteligentes; o que brillen en el ámbito de la inteligencia artificial. Y tampoco existen los mecanismos gubernamentales para fomentar su creación o impulsar su crecimiento.
Y ojo: si no se corrige pronto en el nuevo sexenio la carencia de factores para generar nuevas empresas “campeonas nacionales” se corre el riesgo de que el Desarrollo Estabilizador 2.0 nazca descafeinado o desinflado. Urge abordar el tema.
CANACAR CON ACAPULCO
La Cámara Nacional de Autotransporte de Carga, que preside Miguel Ángel Martínez Millán, lanzó un plan emergente para apoyar con el suministro de productos básicos a la zona de Guerrero afectada por el huracán Otis.
POR: CARLOS MOTA
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