Lo dijo más veces de las que quisiera recordar. Lo repitió tanto, que sus propias palabras le juegan en contra y lo exhiben mentiroso y poco confiable.
En varias entrevistas, antes de tomar posesión como gobernador de Nuevo León, Samuel García, aseguró que no renunciaría para buscar la candidatura presidencial en 2024 y sería “gobernador los seis años completos”. Pero el mandatario estatal mintió, o cambió de opinión. Ya hace maletas. Quiere irse a jugar al candidato presidencial.
La última aventura similar, no salió bien. Su antecesor en el cargo, Jaime Rodríguez Calderón, ‘El Bronco’, no solo abandonó la gubernatura un rato para ser candidato y perdió la Presidencia, sino que terminó en la cárcel.
García conoce bien el caso; su gobierno lo puso tras las rejas.
En 2017, cuando era diputado, el hoy gobernador fue el único legislador que votó en contra de la licencia del ‘Bronco’, para que se separara del cargo y diera el salto a la candidatura presidencial. Criticó que dejara “en el abandono el estado”; ahora él planea hacer lo mismo.
García necesita que el Congreso que tiene en contra -donde es mayoría PAN y PRI (que son 28 de los 42 legisladores)-, le aprueben una licencia por seis meses para irse a la aventura electoral. Nada sencilla la maroma.
Como el ‘Bronco’, tiene muy poco por ganar, y todo por perder. Él argumenta que tiene la facultad de designar a su sustituto, pero no es así. Como otras tantas cosas que ha hecho, la Constitución estatal promovida por él –en 2022-, le complica la maniobra.
La mentira arropa su aspiración, y ahora pretende que la ilegalidad y trampa también lo acompañen.
El artículo 122 dice expresamente que si la licencia del gobernador es por más de 30 días (la de él sería por 180), el Congreso nombrará a la persona que se encargará interinamente de la administración estatal.
En su solicitud de licencia, García quiso manipular la ley e “informa” a los legisladores que dejará a cargo a su secretario de Gobierno se quedará como "encargado de despacho", cosa que no es facultad suya, sino del Congreso.
Samuel no tiene las condiciones ni para irse (requiere como mínimo 22 de 42 votos de legisladores), ni para garantizar que el sustituto, si es que logra la licencia, le sea afín; en la guerra que libra con panistas y priistas ellos podrían poner al gobernador que quisieran, incluso un adversario de García que modificara su gabinete y hasta investigara su administración.
El gobernador, que dijo que no se iría, cambió de planes, o llegó a un acuerdo inconfesable, porque su presencia en la boleta solo tendría un objetivo: dividir a la oposición. Mintió asegurando que se quedaría los 6 años. O lo presionaron, o le ganó la ambición. Como sea, el hecho es que ya se va. Y con él también se irá el valor de su palabra y el prestigio que, a tan joven edad, sería tan relevante construir.
POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN
@MLOPEZSANMARTIN
EEZ