LA MANIGUA

La ingenuidad política

Esas no se han agotado ni para unos ni para otros y es por eso que “hasta el final” es el lema que se usó para concretar las bases de este que siempre parece un último movimiento

OPINIÓN

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María Cecilia Ghersi / La Manigua / Opinión El Heraldo de México Créditos: Especial

El ingenuo político nos toca a todos, caemos en una especie de discurso interno que nos hace asumir frases que leemos y nos parecen sumamente cursis cuando de otros temas se tratan, pero cuando son electorales solemos aceptar esas que insinúan que el que quiere puede y que las luchas no son en vano y que los buenos contra los malos siempre vencen, y que abajo la opresión y arriba la razón. Todos caemos en el papel de aquel que cree que todo se tiene y que lo que se tiene se podrá usar para ganar cualquier batalla. Entonces el desfile de candidatos a los que tenemos que estudiar no es más que una pasarela de esperanzas para tales o cuales que han sido engañados o decepcionados por los otros y así sucesivamente.

El caso Venezuela que tiene un especial interés en mis observaciones cotidianas, ha sido emblemático esta semana.  Más pasarelas, más campañas sostenidas y más contradicciones en medios, pero no ha dejado de impactar a los que como yo estudiamos los procesos con mucha atención, porque alguna vez perdimos de vista la objetividad para tirarle el corazón desbocado a las ideas y a las preferencias políticas. Con todo y esta previsión a la norma,  todos caemos en una especie de esperanza romántica que nos hace imaginar al final de cada batalla mares de gente celebrando la libertad de un país al que casi tres décadas lo hacen imposible de analizar, no solo por falta de datos, sino por el disparate de conceptos que nunca se acercaron al Socialismo del Siglo XXI fundado por el precursor de este desastre y se adentran a los de una cruel improvisación de ideologías de izquierda y derecha que fueron armando una montaña de corrupción que ha dejado a un país inmensamente rico en la desidia moral y el abandono.

Es cierto, desde el domingo tenemos una nueva líder de oposición en Venezuela, hubo una impresionante movilización mundial por María Corina Machado para la elección de las Primarias 2023, no solo bien promocionadas, sino organizadas y legítimas. A ella le debemos sin duda, congruencia, no solo partidista y de oposición, sino la de ser una de las líderes contrarias al régimen que no ha abandonado el país ni por un minuto. Una mujer que plantó cara desde su juventud a Hugo Chávez, cuando fue más que destacada Diputada del Congreso Nacional y nunca se desdijo ni negoció nunca ninguna pieza del juego que creó y al que no abandonó jamás. Una mujer que maduró junto con la tragedia de un país que se caía a pedazos y no renunció nunca ni al trabajo político ni al social, aún con amenazas constantes y el rechazo de quienes fueron sus colegas e impulsores de batalla. Desde ahí, renace una especie de esperanza donde ya no hay una corte de candidatos regodeándose de quejas y víctimas, sino que tenemos una sola responsable de la contienda diaria, con un discurso para todos, a la que ahora deberán replegarse todos los actores en “Unidad” para sobreponerse de alguna manera a la pandilla de cretinos billonarios que creen gobernar a Venezuela.

El contundente fracaso de Juan Guaidó no solo se debió a que se fue del país y dejó a la oposición sin cabeza y sin argumentos, sino que desde un inicio todo acto simbólico de presidencia sustituta marcó el camino de la oposición sobre absurdas contradicciones además legalmente insostenibles.  Una joven promesa que no pudo levantar más allá de las primeras semanas de un triunfo pírrico anunciado desde EEUU y sin contenido social ni político y que algunas veces pareció ser instrumento de los que ya habían negociado su libertad en otros países.  Esta vez no es así, María Corina no solo recorrió el país y centró sus esfuerzos en una estrategia de comunicación sencilla y efectiva, sino que se aprovechó de una alarmante situación donde todas las voces de todos los partidos distintos al régimen decidieron que pelearse era la forma ideal de levantar la atención y las simpatías de los ciudadanos.  La situación migratoria también le dio luces a María Corina para armarse una campaña internacional y tener de su lado a Demócratas y Republicanos que no solo padecen del tema migratorio, sino que también necesitan aprovecharse de él para sus posicionamientos sobre la justicia a la que creen apostarle en sus cargos. La danza es densa y está llena de matices y ella la supo bailar.

Así que después de décadas, estamos ante un proceso que incluso Nicolás Maduro tuvo que reconocer, sin embargo, nuestro ingenio ingenuo nos permite creer hoy que un régimen cimentado en el oro, las divisas y el petróleo puede ser abatido por una líder que, en cualquier momento, muchos sospechamos, tendrá entre los suyos personajes rastreros capaces de renegociar y vender a los ciudadanos por una que otra divisa más. Esas no se han agotado ni para unos ni para otros y es por eso que “hasta el final” es el lema que se usó para concretar las bases de este que siempre parece un último movimiento.

En medio de una crisis eterna, hubo hoy una transición con nombre y apellido, que en los últimos meses levantó unas elecciones que tenían todo en contra. Hay una encargada, si no de los destinos electorales próximos, la de ser una voz que apriete y levante la autoestima de millones de venezolanos expulsados de sus tierras, de sus trabajos y de su mínima dignidad hacia la vida.  Seguirá jugando a la batalla por la justicia del pueblo venezolano. Esperemos que la esperanza no nos anule la capacidad de ver todos los riesgos y los retos a los que se suma una mujer que movilizó al fin, fuera de las redes sociales, a millones de venezolanos repartidos por el mundo sin Patria Grande ni chica, ni nada. Nada.

POR MARÍA CECILIA GHERSI PICÓN. 
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