Salida “decorosa” ha intentado construir el presidente Andrés Manuel López Obrador en torno a su amigo y compañero de lucha: Alejandro Encinas, con lo que busca a toda costa evitar que se exhiba el rotundo fracaso de la 4T en la construcción de una nueva verdad histórica sobre el caso Ayotzinapa y que el exfuncionario hable más de la cuenta.
Es lo menos que podía hacer, porque desde la Subsecretaría de Derechos Humanos de Gobernación, Encinas nunca pudo articular una investigación seria y profunda.
Tampoco pudo demostrar que el gobierno de Peña Nieto manipuló, escondió o fabricó culpables.
Por el contrario, don Alejandro cometió graves errores y exhibió al gobierno como incompetente.
Aquella promesa de campaña para descubrir la verdad quedó muy lejos de cumplirse a un año de que concluya este gobierno.
Pero, como es todos sabido, el inquilino de Palacio no acepta los errores. Prefiere esconder la basura debajo de la alfombra.
Por esa razón, sin muchos aspavientos, maniobró para hacer a un lado a Encinas.
Lo envió a la campaña de Claudia Sheinbaum y ordenó que otros funcionarios reconocieran su trayectoria. Lo hicieron con elogios y fotos en redes sociales.
Empujó el Presidente una salida tersa, pero no porque le tenga mucho amor y aprecio.
Quiere evitar que revele “secretos” de Estado, como exhibir a elementos del Ejército Mexicano vinculados con el caso.
También que siguiera cometiendo torpezas políticas como lo hizo con Omar García Harfuch al mencionar que está vinculado con las investigaciones, cuando una y otra vez se ha demostrado que nada tuvo que ver.
De igual forma, puso un alto al maltrato que dio Encinas a los integrantes del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes.
Y, por si fuera poco, le atribuyen a su mala gestión la intempestiva renuncia de Karla Quintana, como titular de la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas. Nunca le dio su respaldo. Siempre buscó exhibirla porque sus cifras de desaparecidos, decía, no corresponden a la realidad.
En el caso Ayotzinapa, todo lo hizo en contrasentido al mandatario: se metió con el Ejército, hizo enojar a los padres de las víctimas y generó una pésima relación con la FGR.
Lo que más le pesó al presidente fue el error de querer “enlodar” a las Fuerzas Armadas, porque durante todo su gobierno se ha empeñado en construir una relación estrecha con ellos.
No solo de dientes para afuera. Le dio nuevas atribuciones: como la edificación, administración y operación de obras emblemáticas, entre ellas el AIFA y el Tren Maya. Y bajo ninguna circunstancia iba a permitir que alguien le arruinara la fiesta.
Tan claro está el mandatario de sus acciones, que la Presidencia pidió “requisar” toda la información a la Subsecretaría de Gobernación para que quede en manos del Presidente.
AMLO tomará el control del caso Ayotzinapa. Construirá su propia verdad histórica, buscará exonerar al Ejército y asumirá la responsabilidad de las conclusiones a las que llegue su gobierno.
***
EN YUCATÁN, Joaquín Huacho Díaz continúa sumando apoyos a su movimiento por la candidatura de Morena al gobierno estatal.
El fin de semana, Jessica Saidén, declinó a sus aspiraciones políticas y se unió al proyecto del ex delegado del Bienestar.
Se trata de la hija del actual secretario de Seguridad del estado, Luis Felipe Saidén, quién podría repetir en el cargo si Huacho se convierte en gobernador.
Sería la cuarta administración en la que ocuparía la cartera, porque no llegó con Mauricio Vila. Asumió desde 2007 con Ivonne Ortega, posteriormente con Rolando Zapata y en la actualidad con el panista.
***
Y como dice el filósofo… Nomeacuerdo: “A veces, la salida decorosa es la mejor manera de dejar atrás lo que ya no te sirve”
POR ALFREDO GONZÁLEZ CASTRO
ALFREDO.GONZALEZ@ELHERALDODEMEXICO.COM
@ALFREDOLEZ
EEZ