ALMANAQUE

Guerras: Desafíos para el Deporte y la Unidad

El mundo deportivo no ha sido ajeno a los conflictos armados, en los últimos años hemos visto

OPINIÓN

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Diego Sánchez / Almanaque / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

El mundo deportivo no ha sido ajeno a los conflictos armados, en los últimos años hemos visto cómo los grupos radicales han utilizado el deporte como un vehículo para la propaganda y la violencia, afectando a una plataforma que ha demostrado, en innumerables ocasiones su poder para unir a las personas en torno a un objetivo común: la pasión por el juego.

En un contexto de conflicto armado, los equipos y atletas se ven atrapados en un dilema desgarrador, enfrentando decisiones que van más allá de una competencia en el campo de juego, incluso se vuelven un importante punto vulnerable, como en 2022, cuando un grupo de radicales palestinos atacaron a los aficionados israelíes en el Estadio Teddy de Jerusalén, durante un partido de fútbol entre el Hapoel Be'er Sheva y el Maccabi Haifa, ataque que dejó a varios heridos.

La rivalidad entre los equipos de fútbol, baloncesto o cualquier otro deporte se desvanece frente a la realidad de la violencia que azota a una región determinada. En lugar de celebrar victorias y reconocer derrotas en los encuentros deportivos, se debe lidiar con pérdidas humanas, desplazamientos forzados y la constante amenaza de ataques que afectan tanto a jugadores como a aficionados y las familias de ambos grupos.

Los deportistas, quienes suelen ser figuras de inspiración y unidad, enfrentan el desafío de mantenerse enfocados en su juego y representar a sus equipos y naciones, a pesar del trasfondo de desesperación que les implican los conflictos políticos y armados. La presión adicional de los sucesos en su entorno puede afectar su rendimiento y bienestar emocional, poniendo a prueba su capacidad para superar adversidades.

Además, la infraestructura deportiva sufre daños colaterales en estos conflictos. Estadios, instalaciones y espacios destinados al deporte quedan en ruinas, y la inversión que podría haberse destinado al desarrollo del deporte se desvía para atender necesidades más urgentes, como la atención médica y la reconstrucción de viviendas.

No obstante, en medio de esta oscuridad, también surge una luz de esperanza. A lo largo de la historia, hemos visto cómo el deporte ha logrado unir a personas de distintas nacionalidades y culturas. El fútbol ha sido fuente de iniciativas donde jugadores de distintas religiones y culturas comparten el campo, mostrando que la pasión por el deporte puede superar barreras políticas y religiosas.

Además, el fútbol es el único deporte que ha sido capaz de proveer momentos de paz durante una guerra, en la llamada “Tregua de Navidad” en la madrugada de la Navidad de 1914, donde soldados ingleses, franceses, alemanes, belgas y escoceses acordaron un cese al fuego que sirvió para enterrar a los soldados muertos, compartir comida incluso cantar villancicos además de tener un par de partidos de fútbol.

La comunidad deportiva tiene la responsabilidad de utilizar su influencia para fomentar la paz y la tolerancia en estas regiones afectadas por el conflicto. A través de programas de intercambio, eventos deportivos conjuntos y proyectos de reconciliación, podemos empezar a construir puentes hacia un futuro más pacífico y unificado con iconos deportivos como su estandarte.

El caso de Nikita Mazepin es un ejemplo de cómo un deportista puede ser penalizado o bloqueado por su nacionalidad, aún cuando no esté directamente ligado al conflicto. Mazepin, un piloto ruso, fue expulsado de la Fórmula 1 en 2022 como consecuencia de la invasión rusa a Ucrania. La FIA, el organismo rector del automovilismo, tomó esta decisión para evitar que el deporte se viera asociado con el régimen ruso.

Karim Benzema, ex delantero del Real Madrid, podría ser penalizado por Francia, país al que representó en el mundial de 2014, por declaraciones hechas recientemente, “Todas nuestras oraciones por los habitantes de Gaza, que una vez más son víctimas de estos injustos bombardeos que no perdonan a mujeres ni a niños” pues se considera que esta postura apoya a los grupos radicales de Palestina respecto a los ataques hacia Israel.

Es importante que el mundo deportivo, que tiene el poder de unir a las personas, sea utilizado para promover la paz y la reconciliación sin llegar a tomar una postura a favor o en contra de algún grupo en concreto.

Por Diego Sánchez González ‘SAGO’
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