COLUMNA INVITADA

Cambios en el financiamiento del FMI: la nueva ruta para el orden económico

No lograron acuerdos sobre el diseño y virtual respaldo por parte de Estados Unidos para aumentar el financiamiento sin dar más participación a China

OPINIÓN

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Luis Miguel Martínez / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de México Créditos: Especial

La economía planetaria y más de tres cuartas partes de su estructura principal, han seguido de cerca los avances y retrocesos que la dinámica de pagos y la reactivación regional económica de los países en v??as de desarrollo, han venido presentando en los meses subsecuentes a la pandemia provocada por el virus del COVID-19. Como se sabe, esta etapa ha sido crucial para la generación de lo que será la nueva arquitectura macroeconómica internacional; sin embargo, muchos son los retos que acompañan el restablecimiento de dichas acciones, ya que son múltiples las áreas de oportunidad y los desafíos que este fenómeno tiene por delante.

En este contexto, es crucial analizar y seguir de cerca los acuerdos o emplazamientos que los países del Fondo Monetario Internacional (FMI) lleguen a establecer. Por lo pronto, lo relevante del encuentro es que no lograron ponerse de acuerdo acerca del diseño y virtual respaldo por parte de Estados Unidos, para aumentar el financiamiento del FMI, sin dar más participación a China y, a otros grandes mercados emergentes. Pese a ello, prometieron un “aumento significativo” de los recursos de préstamo para finales de año.

En la clausura de las reuniones anuales del FMI y el Banco Mundial en Marruecos, Nadia Calviño, presidenta del Comité Directivo del FMI, hizo un llamado para que se aporten nuevas cuotas que “al menos mantengan la actual dotación de recursos del Fondo”, ya que vencen acuerdos bilaterales de préstamo por valor de 185 mil 000 millones de dólares.

Esta medida podría entenderse como una acción importante, pero insuficiente en el camino de la recuperación de la solvencia económica y la ayuda emergente a naciones aliadas del bloque económico del G-20, (economías en vías de desarrollo miembros del bloque ligado a Estados Unidos).

Y es que cabe recordar que las cuotas aportadas por los países miembros en proporción a su participación accionarial representan alrededor de 40% del aproximadamente 1 billón de dólares de capacidad crediticia del FMI, por lo que una mayor proporción de cuotas dotaría de más seguridad crediticia a medida que aumentan las perturbaciones económicas en el ambiente internacional.

En pocas palabras, del dinero recaudado por el concepto de aportaciones a este organismo multinacional, la solvencia económica del FMI se consolidaría en niveles aceptables para redistribuir los apoyos entre sus miembros. El problema es que la viabilidad de este mecanismo quizás ha sido propuesta muy tarde debido a la escasez financiera que muchos países presentan para enfrentar el escenario postpandemia.

Ahora bien, lo interesante es que, en medio de este contexto de cambios, China, cuya economía es ahora tres veces mayor que en 2010, siguió presionando para conseguir más cuotas en el FMI. Fue de esta manera que el gobernador del Banco Popular de China, Pan Gongsheng, declaró en la reunión del Comité Monetario y Financiero Internacional (CMFI, por su sigla en inglés) que Pekín desea tanto un aumento de las cuotas como un reajuste de las participaciones “para reflejar el peso relativo de los miembros en la economía mundial y reforzar la voz y la representación de los mercados emergentes y los países en desarrollo”.

Esta última acción, de consolidarse, sería un golpe de autoridad y un cambio de timón en el control y el rumbo de la economía mundial que no se ha registrado desde que el mundo unipolar, liderado por Estados Unidos y sus aliados, tomaron el protagonismo del liderato económico planetario.

Todo ello, significaría un reacomodo de fuerzas, y por supuesto, de las cadenas productivas y económicas en el mundo, debido a que, hasta ahora, son pocas las nuevas rutas que se abren para tratar de apoyar a las naciones en vías de desarrollo desde otra clase de organismos que no sean los liderados por el bloque económico protagonizado por Estados Unidos.

Pero la verdadera influencia de China en el FMI podría verse ejemplificada en lo que sería la inclusión de una nueva figura en la dirección de este ente económico multinacional, debido a que los miembros del CMFI acordaron añadir un tercer presidente al Directorio Ejecutivo del FMI, para representar a los países africanos, lo que podría entenderse como un edulcorante clave para el “plan de cuotas equi-proporcionales” de Estados Unidos. De esta manera, es como el gobernador del Banco Popular de China, Pan Gongsheng, dijo que el gigante asiático apoya esta medida, pero que se trata de una cuestión distinta de la fórmula de la participación accionarial, es decir, están a favor de nuevos integrantes más representativos en el proceso de decisiones y financiamiento de los créditos ofertados hacia los países en vías de desarrollo, pero no necesariamente de que sea por medio del esquema de recuperación de cuotas propuesto por los estadounidenses.

La declaración del presidente del CMFI, podría entenderse como una negativa a medias a la propuesta estadounidense de recuperación presupuestal del FMI, ya que, también, dejó la puerta abierta a una posible adopción del plan propuesto por el país de las barras y la estrellas, aunque no está muy claro en qué momento se llevarían a cabo esta serie de acciones. En resumen, lo que China propone es evidente “dinero ahora-cuotas después”, señalando que pueden ser necesarios “acuerdos transitorios en el mediano plazo”.

El objetivo con esta serie de medidas seria tratar de forjar un acuerdo para aumentar la capacidad crediticia del FMI, cifrada en un billón de dólares, que le permita responder a otra crisis económica a gran escala como la provocada por la pandemia de COVID-19 y los efectos multiplicadores del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania. El momento para establecer una mayor diversidad de mecanismos de rescates financieros a nivel global dirigidos hacia los países en vías de desarrollo ha llegado, por lo que es apremiante su entendimiento y procesamiento para hacer que el progreso macroeconómico a nivel mundial se consolide en los años por venir; de no ser así, la incertidumbre en este sector podría generar una parálisis comercial sin precedentes.

POR LUIS MIGUEL MARTÍNEZ ANZURES
PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL DE
ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

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