COLUMNA INVITADA

Israel, la otra trinchera … la de las redes sociales

Además, los ciudadanos ucranianos en el extranjero trabajan en Uber, tiendas de ropa y otros empleos donde tienen la oportunidad de compartir su perspectiva sobre la situación

OPINIÓN

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Óscar Sandoval / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El conflicto entre Israel, Hamas y Palestina enfrenta un desafío que ni el escudo de hierro puede contrarrestar: la percepción de la opinión pública mundial. El #Blindspot #PuntoCiego de esta semana radica en no reconocer que, además de ser una guerra con tanques y misiles, también es una batalla en plataformas como TikTok o Instagram que no se resuelve con declaraciones diplomáticas simplistas como la del Gobierno de México. Si no se comprende esta dimensión, poco podrá resolverse.

Ucrania y sus aliados han entendido esto perfectamente. Su estrategia posicionó a Volodymyr Zelenskyy y su esposa en la portada de Vogue, y vimos balcones en ciudades de todo el mundo adornados con la bandera ucraniana, evocando el apoyo visible similar al de la comunidad LGBT+. Además, los ciudadanos ucranianos en el extranjero trabajan en Uber, tiendas de ropa y otros empleos donde tienen la oportunidad de compartir su perspectiva sobre la situación.

Es difícil no empatizar con Ucrania cuando alguien, al venderte una camisa, te comparte que su hermano falleció recientemente en el conflicto. Esta conexión humana es poderosa. Lamentablemente es anécdota personal.

Hasta ahora, palestinos y Hamas parecen tener una visión más clara que Israel y su comunidad. Es conmovedor observar a jóvenes israelíes rezando y cantando en vuelos rumbo a defender su patria. Sin embargo, resulta aún más impactante escuchar a las familias palestinas narrar su expulsión de la Franja de Gaza; "The Daily" de The New York Times ha presentado relatos sobrecogedores al respecto. Unos corren a un bunquer, otros a una frontera sin destino y aquí el principal error de comunicación de Israel y sus aliados.

No se trata de inferencias, sino de datos concretos. Un ejemplo es la percepción de los estadounidenses, históricos aliados de Israel. La elección presidencial de 2024 podría ser influenciada por la postura que adopten sus principales contendientes, Trump y Biden, sobre este conflicto.

Gallup ha monitorizado la simpatía de los estadounidenses hacia el conflicto desde 2001. Es notable que la indiferencia ha disminuido, pasando de niveles superiores al 30 por ciento a un 15 por ciento. Este cambio se ha traducido, en su mayoría, en un incremento de simpatías hacia los palestinos. Mientras tanto, el apoyo hacia Israel se mantiene en torno al 54 por ciento.

Un dato adicional relevante es que los millennials, nacidos entre 1980 y 2000, quienes anteriormente mostraban mayor simpatía hacia los israelíes, ahora se encuentran divididos de manera equitativa. Por su parte, las tres generaciones anteriores siguen mostrando una mayor inclinación hacia el lado israelí en comparación con el palestino.

La semana pasada en #Blindspot hablamos de cómo esta guerra estaba cambiando la geoeconomía política, hoy estos datos demuestran que también los patrones de consumo pues la forma en la que consumimos información está muy relacionada con el estilo de compra de productos y servicios.

¿Qué tiene que hacer Israel? En primer lugar cambiar la narrativa y tono del Primer Ministro Netanyahu porque es una retórica muy 9/11 que nos remonta también a la Guerra de Irak. Como el beso en la boca, es cosa del pasado.

Por otro lado, estamos presenciando por primera vez la lucha directa entre el poder del Estado y el del Pueblo, especialmente dada la amplia interconectividad de Israel, tanto en línea como a través de sus comunidades globales. Ahora, no solo escuchamos un lado de la historia. Mientras una narrativa parece de invasión, la otra resuena con ecos de un largo proceso de expulsión. Señalar que todo se debe a una narrativa distorsionada sería una simplificación.

El conflicto en el Medio Oriente ha trascendido las fronteras físicas y se ha posicionado en el corazón de la batalla digital y mediática. Cada click, cada historia compartida, y cada comentario, son misiles que impactan en la percepción global. En este ajedrez geopolítico y comunicacional, quien no entienda la importancia de la narrativa en plataformas digitales estará condenado a perder la guerra de la opinión pública, sin importar cuán poderoso sea su arsenal militar.

POR OSCAR SANDOVAL-SAENZ

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