OMNIA

Brugada: ¿perder y luego ganar?

Su eficiencia, honestidad, lealtad y vocación por el trabajo comprometido la han hecho brillar en los diferentes cargos y encargos en el actual gabinete federal. Y esas mismas virtudes la hicieron optar por quedarse en su puesto actual y no buscar el gobierno de la CdMx

OPINIÓN

·
Eduardo R. Huchim / Omnia / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La persona más calificada para gobernar la Ciudad de México no está entre quienes participarán en la encuesta para definir a quien tendrá en su momento la candidatura de Morena a la Jefatura de Gobierno.

Esa persona es Rosa Icela Rodríguez Velázquez, actual secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana. Tras una fructífera carrera periodística en medios capitalinos, la hoy Secretaria incursionó en la política como directora de Comunicación Social de la entonces Asamblea Legislativa del DF, para luego incorporarse sucesivamente a los gabinetes capitalinos de López Obrador, Ebrard y Mancera, donde encabezó diversas instancias y luego, con Claudia Sheinbaum, alcanzó el segundo puesto en importancia de la CdMx, de donde pasó al Poder Ejecutivo federal.

Su eficiencia, honestidad, lealtad y vocación por el trabajo comprometido la han hecho brillar en los diferentes cargos y encargos en el actual gabinete federal. Y esas mismas virtudes la hicieron optar por quedarse en su puesto actual y no buscar el gobierno de la CdMx.

Al no estar Rosa Icela en la competencia, es otra mujer quien, desde mi perspectiva, ofrece las mejores credenciales para gobernar la gran ciudad. Se trata de Clara Brugada, aunque en las encuestas es superada por el ex secretario de Seguridad Ciudadana, Omar García Harfuch. Curiosamente, el policía-precandidato, quien ha sido víctima de un atentado que casi le cuesta la vida, es también el más cuestionado entre las filas morenistas a causa de sus cargos policiales en gobiernos anteriores.

Al frente de la ahora alcaldía Iztapalapa (elegida en 2018 y reelegida en 2021), Brugada realizó una brillante gestión que incidió en la calidad de vida de amplios sectores de esa demarcación. Las Utopías y los centros Colibrí son dos programas que ejemplifican lo mucho que con una correcta administración del presupuesto y una acendrada vocación de servicio se puede hacer desde un gobierno urbano.

Si bien García Harfuch encabeza las encuestas no oficiales, la penúltima palabra -no la definitiva- la dirá el resultado de la encuesta morenista a población abierta. Sin embargo, si una mayoría de hombres ganara las nueve candidaturas estatales en juego, la aplicación de la cuota de género podría favorecer a Clara.

Esa es una posibilidad prevista en la última base de la convocatoria de Morena: si los hombres triunfadores rebasan el número de mujeres, “el órgano partidista competente realizará los ajustes necesarios para que… se cumpla con la paridad de género con las mujeres mejor posicionadas en la encuesta”.

Los otros dos aspirantes morenistas, Hugo López Gatell y Mariana Boy, tienen escasas posibilidades de ganar.

Por el lado de la oposición, aún no hay claridad sobre la candidatura capitalina del Frente Amplio por México, pero las encuestas ý las versiones que corren en círculos opositores apuntan a cinco figuras panistas: Margarita Zavala, Santiago Taboada, Lía Limón, Kenia López Rabadán y Sandra Cuevas.

Plus Online: Cuando Brugada llamó a no votar por ella

La posibilidad de que Clara Brugada pierda la encuesta, pero gane la candidatura por paridad de género, remite -mutatis mutandis- a un episodio ocurrido en 2009, cuando fue víctima de un hecho al que en su momento califiqué de alquimia jurídica practicada por la Sala Superior del TEPJF. Le llamé así, porque Brugada, candidata a jefa delegacional de Iztapalapa por el PRD, entró ganadora a la jurisdicción del Tribunal con 3,841 votos de ventaja y, una vez resuelto el juicio respectivo, salió perdedora con 771 sufragios de desventaja, y la candidatura fue otorgada a Silvia Oliva.

Cuando Clara fue despojada de su victoria, las boletas comiciales ya estaban impresas y era ella quien aparecía en las papeletas como candidata del PRD. No había tiempo para la sustitución, pero los votos para Brugada se acreditarían a Silvia Oliva.

Con el impulso del entonces líder perredista Andrés Manuel López Obrador, se recurrió a una complicada operación que protagonizó Rafael Acosta Juanito. Este, postulado por el PT, se comprometió a que, una vez lograda la victoria, renunciaría como jefe delegacional para que Brugada ocupara el puesto.

Irónicamente, Clara tuvo que hacer campaña para que no se votara por ella. El atípico mensaje fue captado muy bien por el electorado iztapalapense: para hacer posible la llegada de Clara a la entonces jefatura delegacional, el votante debía votar no por Brugada (aunque ésta apareciera en la boleta), sino por Juanito.

Y sí, Juanito ganó y, tras una resistencia inicial a ceder “su triunfo” a Brugada, finalmente renunció y Clara, designada por la Asamblea Legislativa, desempeñó su primer trienio al frente de Iztapalapa. La alquimia jurídica fue superada. Después vendría su elección en 2018 y su reelección en 2021.

POR EDUARDO R. HUCHIM

COLABORADOR

@EDUARDORHUCHIM

PAL