LA NUEVA ANORMALIDAD

¿Tú de qué lado estás?

Frente al conflicto entre Israel y Palestina, que ha cobrado la vida de miles de personas, no es momento para la solidaridad acrítica: es el tiempo del pensamiento complejo

OPINIÓN

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Nicolás Alvarado / La Nueva Anormalidad / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Si la pregunta suena a telenovela es porque es de telenovela –imagínela el lector formulada por Laura Zapata–, porque supone universos binarios en sus coordenadas morales, paraísos maniqueos en que se es Rosa Salvaje o Cándida y Dulcina, sin ideas complejas que asimilar y poner en juego. De ahí al final feliz sólo hay un paso.

Si el happy ending resulta tan elusivo en el conflicto en Medio Oriente –esta década cumplirá el mundo ocho de anhelarlo– es porque entre los protagonistas no hay héroe ni villano claro, y por tanto tampoco manera de hacer justicia. La trama es digna de Dostoievsky o de Flaubert, no de Félix B. Caignet o Caridad Bravo Adams. Menos aún de una postalita digital.

La semana pasada un aluvión de estrellas de David inundó mi feed de Instagram: “I stand with Israel” proclamaban la mayoría de mis amigos judíos, y muchos de los que no lo son, pero también actores de Hollywood y jefes de Estado. Esta semana es el turno de los “I stand with Palestine”, publicados por muchos de mis amigos de ascendencia árabe pero también por poetas, influencers de moda e ingenieros de otras genealogías. No sólo me he abstenido de publicar una u otra postal sino que he sido parco con esos likes, prodigándolos sólo a quien tiene familia hoy en Israel o en Líbano –para mi tranquilidad no conozco a alguien con parientes en Gaza– o algún involucramiento personal con el conflicto.

Mi solidaridad es con su dolor y con su miedo. Con la hija del padre añoso que se niega a salir de su pueblo natal, con la tía del sobrino joven que se enlistó en el ejército, con quien no puede dormir esta noche en Tel Aviv o en Beirut ante la incertidumbre y la desazón. Más aún, es con los palestinos y los israelíes que asisten con dolor a la muerte de cientos, véase miles de civiles a ambos lados de la franja de Gaza. ¿Solidaridad con Israel? Depende de qué entendamos por Israel. ¿Solidaridad con Palestina? Habrá que ver qué entendemos por Palestina.

No soy solidario con Hamás porque no puedo sino condenar a un grupo terrorista fundamentalista. No soy solidario con Mahmoud Abbas porque su pasmo cuesta vidas. No soy solidario con Benjamin Netanyahu cuando su respuesta a la masacre de civiles es la masacre de otros tantos civiles, cuando elige bombardear hospitales antes que afanarse por la liberación de israelíes secuestrados. Y no lo soy no sólo porque mi moral me lo impide sino porque, en términos prácticos, esa malentendida solidaridad alimenta la llama del odio, insufla vida a la guerra.

Estoy con la creación de un Estado palestino autónomo. Estoy con el respeto al Estado de Israel. Estoy con quien quiera trascender el discurso sectario y reivindicar ya no el del humanismo sino uno que me conmueve más. No es momento para la solidaridad acrítica: es el tiempo del pensamiento complejo.

POR NICOLÁS ALVARADO

COLABORADOR

IG Y THREADS: @NICOLASALVARADOLECTOR

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