COLUMNA INVITADA

Ayala

Promovió la organización de una maestría binacional, donde varios educadores fronterizos de Mexicali tuvimos la oportunidad de obtener el conocimiento

OPINIÓN

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Antonio Meza Estrada / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Mi maestro Reynaldo era originario de Saltillo. Se fue muy joven a los EU a trabajar y a estudiar geografía y biblioteconomía. Al paso del tiempo se especializó como el bueno en estudios latinoamericanos y obtuvo una plaza en San Diego State University, campus Calexico. Daba clases en ambas universidades de la frontera, SDSU y en la Autónoma de Baja California en Mexicali. 

Rey –para sus amigos-, siempre fue un emprendedor y constructor de acuerdos. Recorría cada cinco años toda la América hispano parlante en una combi, en compañía de Martha, su mujer de origen argentino. Rey escribía y convivía con sus alumnos. Su casa de Calexico era una pequeña ONU donde departían personajes de toda la América que por algún motivo estábamos en la frontera de México y California. 

Creador de la revista Estudios Fronterizos, la convirtió en un foro para los investigadores de la región y una novedad por sus trabajos en inglés y español simultáneamente. Promovió la organización de una maestría binacional, donde varios educadores fronterizos de Mexicali tuvimos la oportunidad de obtener el conocimiento y el grado en el campus principal de SDSU. 

Ayala fue concejal del distrito escolar y promotor del grupo de danza folclórica mexicana de Calexico, donde participaba un colectivo de entusiastas adultos mayores. Cuando se estableció el nuevo campus de SDSU en el desierto cercano a Brawley, me comentó que se iba a desmontar un gran terreno y que toda la flora debía de ser rescatada. Fuimos y contribuimos con algunos ejemplares. 

En el año de 1998 tuve el privilegio de acompañarlo a Palacio Nacional, en la Ciudad de México, donde el Presidente Ernesto Zedillo le entregó en mano su documento de doble nacionalidad y lo saludó con afecto conocedor de la trayectoria de Ayala, su paisano de región. 

Hace unos días emprendió su último viaje, partiendo rodeado de su familia y satisfecho de haber sido un verdadero héroe anónimo en la frontera que tanto amó. Abrazo Martha, sus hijos y nietos con respeto y reconocimiento hacia la familia de este gran maestro. 

POR ANTONIO MEZA ESTRADA 

COLABORADOR

YERBANIS33@GMAIL.COM

MAAZ