COLUMNA INVITADA

La revuelta republicana

La deposición de McCarthy marca la primera vez en la historia de Estados Unidos que un presidente de la Cámara de Representantes es removido de su cargo

OPINIÓN

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Emilio Suárez Licona / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

En medio de un giro sin precedentes, los legisladores destituyeron al presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy; un evento histórico que marca un punto de inflexión crítico en la cohesionada, pero frágil unidad del Partido Republicano, dejando a Estados Unidos en un terreno político completamente desconocido, a casi un año de los procesos electorales.

Esta inusual medida fue impulsada por el congresista republicano, Matt Gaetz, quien había expresado su descontento con el liderazgo de McCarthy después de no lograr la aprobación de un proyecto de ley de financiamiento gubernamental que reflejara las prioridades de gasto conservadoras, argumentando que la caótica situación tanto financiera como fiscal en el país, constituía una razón suficiente para destituirlo.

A su vez, el malestar dentro del partido también surge como consecuencia de un acuerdo que McCarthy hizo con el presidente Joe Biden para limitar los niveles de gasto a cambio de aumentar el techo de la deuda; lo que ha dejado al Partido dividido entre aquellos que ven compromisos como una traición y aquellos que ven la necesidad de mantener una posición más pragmática.

La deposición de McCarthy marca la primera vez en la historia de Estados Unidos que un presidente de la Cámara de Representantes es removido de su cargo. Sin embargo, la crisis no se limita a cuestiones de gasto y deuda. La falta de un liderazgo claro en la Cámara de Representantes tiene implicaciones significativas para la capacidad del Congreso para funcionar, ya que sin un presidente en funciones, no se pueden aprobar medidas importantes, como la ayuda militar para Ucrania o para Israel, en medio de la creciente violencia en Oriente Medio.

En ese sentido, la pregunta que ahora se plantea es quién asumirá el liderazgo de la Cámara de Representantes, pues con el Partido Republicano en una lucha interna por el poder, no está claro quién será el sucesor. Por lo que los moderados del partido, preocupados por el impacto electoral de un liderazgo extremista, han sugerido que McCarthy podría ser reinstalado en el cargo, al tiempo que se erigen figuras como Jordan y Scalise.

No obstante, la situación se torna aún más compleja debido a la influencia que el expresidente Donald Trump ejerce en el partido, ya que su respaldo a un candidato podría tener un impacto considerable en la elección del próximo presidente de la Cámara.

En ese marco, es evidente que el futuro sucesor enfrentará desafíos significativos desde el principio, pues deberá equilibrar las demandas de la facción tradicional republicana en la Cámara con el ala radical, cuyo poder para destituir se manifestó la semana pasada.

En tales circunstancias, no es de sorprender que el Partido Republicano esté teniendo dificultades para autogobernarse. Sin embargo, en un sistema bipartidista, esto tiene implicaciones tanto en términos de acción como de mensaje político, más aún cuando se trata de traducir los hechos en términos de política internacional.

POR EMILIO SUÁREZ LICONA
CONSULTOR Y PROFESOR DE LA UNIVERSIDAD PANAMERICANA
@EMILIOSL

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