TRES EN RAYA

… pero de ahí a que sean las Fuerzas Armadas…

La presencia en el aeropuerto de personal de la Marina (con todo y armas) busca, entonces, intimidar a los ciudadanos

OPINIÓN

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Verónica Malo Guzmán / Tres en Raya / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Para los criminales abrazos, no balazos. Para los mexicanos decentes, que las Fuerzas Armadas nos estén vigilando cada movimiento. Esa es la única forma que puede entenderse que ahora la Secretaría de Marina Armada de México esté a cargo del AICM (operación, administración, logística, además de la seguridad).

Y no, que no nos vengan a decir que es porque así frenarán la entrada de fentanilo a nuestro país. Para eso, ya controlan las aduanas, el AIFA, varios hoteles, son constructores, transportistas y hacen de todo menos lo que es su función: defender la integridad, la soberanía y la independencia de nuestra nación.

¿O es que ahora, con el AICM bajo el control absoluto de la SEMAR, la administración federal sí enfrentará al crimen organizado? ¿Contribuirá a la pacificación del país? ¿Logrará que se invierta más en la infraestructura del aeropuerto? ¿Garantizará que los aviones despeguen y aterricen a tiempo? Nada de lo anterior.

Un aeropuerto civil internacional no requiere de militares ni de marinos para poner orden. Todo viajero sabe que es impensable echarle pleito a los oficiales y autoridades civiles de aduanas, migración, seguridad, etcétera. Digo, a menos que uno busque ser deportado en el acto o aphendreido. De otra forma, ante la autoridad, así sea civil, todos los viajeros se comportan; deben hacerlo. La presencia en el aeropuerto de personal de la Marina (con todo y armas) busca, entonces, intimidar a los ciudadanos. El objetivo no es el combate a las drogas, el contrabando, los ilegales.

Lo que estamos atestiguando es la absorción de funciones de ATENCIÓN a usuarios nacionales y extranjeros por parte de las Fuerzas Armadas. Esto es innecesario y es francamente autoritario. Insisto: para atender a turistas nacionales e internacionales, la dura actitud de la Marina, para enfrentar a los criminales poco o nada. La incongruencia de la 4t “aterrizada”. Un Estado que por definición no rinde cuentas (la transparencia es pieza fundamental de la democracia), dentro de otro Estado que le compite al Estado criminal que impera en todo el país. ¡Vaya escenario!

La 4t criticó a su némesis, Felipe Calderón, de haber sacado al Ejército de los cuarteles y haberlos puesto a patrullar las calles. En esta administración no solo los mantienen fuera de los cuarteles (la bancada de Morena votó por ello), sino que también cada día incrementan más el poderío económico, político y armamentista con el que cuentan. ¡Y su presencia, ahora en el punto de entrada y salida más importante y visible de México!

El poner la entrada principal de turistas al país y una de las principales en cuanto a mercancías en manos de las Fuerzas Armadas no solo es un despropósito, es una pésima señal en vísperas de comenzar un año electoral. Aviso adicional a la comunidad internacional (y a la población mexicana) de que todo lo que pasa en el país es controlado y vigilado por los militares. Y que así se quiere que suceda por un buen rato más.

El gobierno ha negado la militarización. Me pregunto: ¿cómo puede llamarse, si no militarización, el que la Marina opere el aeropuerto Benito Juárez (es decir, que no solo tenga presencia, como sucede en muchos países democráticos)? Estamos a un paso de definir a México, y que internacionalmente nos consideren, un Estado militar. Régimen autoritario ya somos.

Militarización es todo lo que emana del gobierno cuatroteísta, inclusive la ilegal protección que le dará el Ejército mexicano a las candidatas a la Presidencia (estas ni siquiera estén aún registradas oficialmente como tales).

La militarización de México es un mensaje muy preocupante y genera aún más incertidumbre entre la población —la que está alerta a estas cosas y comprometida con la democracia, al menos— en vísperas de comenzar el mayor y más importante proceso electoral en el país. El mundo de los ciudadanos bajo el control de los militares. Mensaje nada halagüeño.

POR VERÓNICA MALO GUZMÁN
COLABORADORA
VERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COM
@MALOGUZMANVERO

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