El sábado 7 de octubre, más de mil miembros de la organización fundamentalista Hamas infiltraron y llevaron a cabo un ataque sorpresa masivo, que causó más de 700 muertos, 2,000 heridos y el secuestro de decenas de personas, incluso, por lo menos, tres mexicanos.
Estas acciones han desatado una nueva guerra entre Israel y Hamas, con lo que se puso freno al proceso de normalización de relaciones que Israel avanzaba con Arabia Saudita.
Hamas es un acrónimo que en árabe quiere decir Movimiento Islámico de Resistencia. El grupo fue fundado, tras una escisión de la Hermandad Musulmana, en 1987, y su objetivo es restaurar al Estado Palestino, en el espacio que hoy es Israel.
El ataque tomó por sorpresa a una de las naciones más vigiladas del mundo: durante la madrugada del sábado, Hamas lanzó por lo menos 2,200 misiles y cohetes hacia Israel, al mismo tiempo que sus brigadas militares al-Qassam montaban un impresionante asalto coordinado por aire, mar y tierra.
Las fuerzas de Hamas destruyeron, por lo menos, 21 espacios en el muro de contención que separa a la Franja de Gaza con Israel y penetraron a pie, en camionetas y motocicletas. Por mar, utilizaron botes y lanchas rápidas, mientras que, por el aire, docenas de fuerzas especiales usaron parapentes motorizados para descender sobre varios puntos en Israel, sin ser detectados por los radares.
Hamas filmó y rápidamente diseminó varias de estas acciones para evidenciar su victoria temporal sobre Israel.
El ataque de Hamas fue llamado la Inundación al-Aqsa, en referencia a la mezquita al-Aqsa en Jerusalén que se considera el tercer sitio sagrado más importante para el mundo islámico.
En la última semana, esta mezquita ha sido un punto de fricción y violencia, principalmente por parte de grupos de ultraderecha israelitas. Tras realizar ataques en contra de objetivos militares y civiles, los atacantes regresaron a Gaza, con un centenar de personas, incluyendo, por lo menos a tres mexicanos. Hay cerca de 5,000 mexicanos en Israel, de acuerdo con la SRE.
Acto seguido, el primer ministro Benjamin Netanyahu anunció que Israel estaba en guerra contra Hamas y que reducirá la Franja de Gaza a escombros.
Israel ha movilizado a cientos de miles de reservas para lo que será una cruenta guerra en contra de Hamas y otras organizaciones palestinas en la Franja de Gaza.
Gaza es aproximadamente del mismo tamaño que la alcaldía Tlalpan y habitada por más de dos millones de personas –la tercera urbe más densamente poblada del mundo–.
Gaza ha estado bajo un estado de sitio prolongado por parte de Israel, desde que Hamas ganó las elecciones en 2006.
La población de Gaza es, en su mayoría, formada por descendientes de refugiados de la guerra árabe-israelí de 1948, que llevó a la creación de Israel, y sólo han tenido una historia de confrontación con su vecino.
Estados Unidos declaró apoyo total a Israel y aseguró el envío de municiones y armamento junto con el desplazamiento de un grupo de tarea encabezado por el portaaviones USS Ford, al mismo tiempo que advirtió a otras naciones a no intervenir en el conflicto.
La advertencia es principalmente para Irán, que apoya directamente a Hamas con armas, logística y entrenamiento.
Todas estas acciones, tanto el terrorismo de Hamas como las fallas en su sistema de inteligencia y la consecuente guerra por parte de Israel, les sirven a los enemigos de la paz, forzando un retroceso dramático a los procesos de construcción de paz en Medio Oriente.
La paz tendrá que esperar.
POR IÑIGO GUEVARA MOYANO
DIRECTOR DE LA COMPAÑÍA DE INTELIGENCIA JANES Y ACADÉMICO VISITANTE DEL ATLANTIC COUNCIL, EN WASHINGTON, D.C.
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