MALOS MODOS

Guillermo Sheridan

Si algo no podemos reprochar al presidente es que Sheridan le resulte aburrido

OPINIÓN

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Julio Patán / Malos Modos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Si algo no podemos reprochar al presidente es que Sheridan le resulte aburrido. Me imagino que el titular del Ejecutivo agarró sus 18 años de licenciatura, sus aficiones a los héroes que forjaron patria y le dieron nombre a Mussolini y su idea de que Silvio es un gran poeta y, cuando se enteró de que un escritor “cercano a Enrique Krauze” acababa de tumbarle la candidatura a Yasmín Esquivel, la ministra copy-paste tan de sus quereres, por ventilarle un plagio como una catedral, pidió que le explicaran quién es esa persona.

Y la pasó fatal durante unos siete minutos, los de la explicación. ¿Se imaginan el mal rato que pasó cuando alguien en su equipo le habló de unos tales Owen, Cuesta y Gorostiza? ¿Ustedes creen que al presidente le dicen mucho los tres volúmenes de Ensayos sobre la vida de Octavio Paz que ha publicado Guillermo? ¿Creen que capte la ironía detrás de sus crónicas sobre la UNAM? ¿Que disfrute de su edición de las crónicas de Ibargüengoitia?

¿Qué le interesan sus ensayos sobre Álvarez Bravo o Efraín Huerta? ¿Les parece que el hombre de la piramidota de cartón piedra y las civilizaciones prehispánicas con 10 mil millones de años está como para entender el guion sofisticado y violento que escribió Sheridan para Cabeza de Vaca de Nicolás Echeverría? ¿O para esa distopía mordaz sobre el sindicalismo mexicano que es El dedo de oro, a él, que protege a Napito y al SME y compra Mexicana, no es broma, por 800 millones?

No: no podemos reprocharle al presidente que Sheridan lo aburra. Por lo demás, cada minuto de su participación en el affaire copy-paste es reprochable, y más que eso. Propiamente, es inaceptable –ni modo: hay que repetirlo– que use los recursos públicos para insultar a un intelectual, es decir, para acusarlo de corrupción, desde luego sin pruebas, como antes lo hizo con Krauze, con Aguilar Camín, con Jorge Castañeda y la lista sigue, como es inaceptable que intente defender a Esquivel, una ministra probable, merecidamente a punto de quedarse sin la licenciatura que no terminó, por la vía de calumniar nuevamente a Guillermo, y que luego se permita frivolizar con que le van a poner protección policiaca. 

De Guillermo, tan buen escritor, habría que decir unas cuantas cosas más. Hablar de sus columnas en Vuelta, Letras Libres o El Universal, por ejemplo, o de sus años como profesor e investigador. Sobre todo, hay que decir que cuando balconeó el plagio de la ministra, una balconeada que tuvo mucho que ver con que no lograra quedarse con la presidencia de la Suprema Corte –un poco de vida para la destartalada democracia mexicana–, no lo hizo amparado por grupos ocultos de poder, sino como un ciudadano que decidió hacer lo correcto y enfrentar, solo, vulnerable, a los de veras poderosos, el presidente para empezar. Valentía, que le llaman.    

Julio Patán 

Colaborador

@juliopatan09 

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