COLUMNA INVITADA

Aprender a tolerar

Pero debemos centrarnos en el porqué llegamos a este punto. En tiempo real, hay cosas que resultan inexplicables, como la pretensión de transformar la falsedad en verdad

OPINIÓN

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Sara Morgan / Columna Invitada / El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Tenemos un México que se acerca a lo distópico, significa ello que estamos inmersos en una sociedad futura, que pareciera ficticia, porque tiene aspectos indeseables o decadentes. Lo anterior, debido a una serie de características o valores comunes que resultan negativos. Se cree que el primero en acuñar la palabra fue el filósofo y político John Stuart Mill, utilizándola en uno de sus discursos. 

Pero debemos centrarnos en el porqué llegamos a este punto. En tiempo real, hay cosas que resultan inexplicables, como la pretensión de transformar la falsedad en verdad. El fomentar el anhelo de ser famoso a cualquier precio. El poner por encima de la familia, salud y seguridad, el enriquecimiento personal.

Pero lo que trataremos el día de hoy, es aquel problema que tenemos con pretender aplastar toda idea, si resulta contraria a lo que la tendencia marca como políticamente correcto. 

Posiblemente, hemos ido demasiado lejos, y justo ahora, parte de nuestra sociedad alienta lo que se denomina la alta susceptibilidad, de manera que hemos dejado la lógica de lado, para dar paso a una extravagante forma de ofensa permanente, lo que en sí mismo resulta en intolerancia. 

Respetar no quiere decir, compartir la misma idea, es sólo dejar de juzgar, o tener prejuicios de por medio. Pero lo que está sucediendo, es un fenómeno diferente, que calla a los que tienen otra visión del mundo. Es la pérdida de la conversación inteligente, confundiendo el respeto, por alineación absoluta a los temas del momento.

Silenciar la independencia del pensamiento, en lugar, de tener espacios comunes donde se puedan encontrar las divergencias, es la mejor manera de confrontarnos en un mundo que debe, ser construido con muchas ideas y voces.

Recordemos que un solo discurso, nos puede llevar a negar nuestra realidad.

Pensemos en el jugador Aykut Demir, capitán del Erzurumspor de la Segunda división turca, quien se hizo viral estos días, en una imagen antes del partido, que les enfrentaba al Ankaragucu, donde todos los protagonistas saltaron al campo con una camiseta de "no a la guerra" ... excepto él. Explicó sus razones, como el que sólo se toma en cuenta la guerra en Europa, pero no en medio oriente, por tal acto fue abucheado.

El ejemplo de impedimento de diálogo fue el de no permitir la participación de siete jugadores de rugby en Australia, debido a su negativa a vestir la camiseta ideológica LGTBI, por razones personales y religiosas. 

Mi pregunta es la siguiente. ¿Será que hoy estamos impedidos de ser independientes? 

Desde la perspectiva realista, el ser incluyentes implica que no debemos obligar. Tenemos que compartir ideas, mediante un diálogo permanente que nos haga cambiar, cualquier conducta dañina. Pero lo que resulta obligatorio es que debemos respetar a todas aquellas personas que no comulgan con nuestros pensamientos.

Mariano Sigman, lo dice de esta forma. “La gran virtud de las palabras es, a la vez, su gran estigma. Su fabulosa capacidad para construir mundos coherentes nos permite expresar lo que tememos y anhelamos, pero también otorga a la historia un impulso propio.”

Hay siete pasos que señala el autor referido, para provocar un mejor diálogo:

Mide las palabras con las que te refieres a ti mismo. De esa forma cuidarás tu estado de ánimo, pero además te ayudará a respetar a la persona que no comparte tu visión.

Recuerda que muchas veces te equivocas.

Al hacer un juicio severo, toma perspectiva, sin pasión de por medio, y pregúntate, si la cosa con el interlocutor en efecto es tan grave o catastrófico.

Conversar con personas con diferentes ideas, nos ayuda a reevaluar errores en nuestro propio razonamiento.

La conversación debe ser receptiva, es decir, debe partir de la buena fe.

La conversación en masas (redes sociales), no resulta efectiva, debido a que es muy difícil realizar un intercambio de ideas.

Relativiza, si has encontrado una persona obcecada, mejor date vuelta. 

Así que la próxima vez que alguien no piense igual que tú.

No quiera usar la camiseta que defiende tu idea, no juzgues. Porque te estarás convirtiendo en aquello que hemos superado. 

Decía Oscar Wilde “Estoy convencido de que en un principio Dios hizo un mundo distinto para cada persona, y que es en ese mundo, que está dentro de nosotros mismos, donde deberíamos intentar vivir.”

No necesitamos pensar al unísono, precisamente la diferencia nos hace más fuertes, y mejor preparados para conseguir resolver en conjunto cualquier problema.  

POR SARA MORGAN
@MORGANSAREL
CONSULTORA LABORAL
DIRECTORA DE EQUITY JOB LAB

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