ORBITANDO

Evo lucha por sus viejas glorias

El expresidente decidió pasar a la ofensiva contra el gobierno de su heredero político, quien le ha dejado claro que hoy el que manda en el país es él

OPINIÓN

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Israel López Gutiérrez / Orbitando / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Con el pleito político que hoy vive Bolivia, es más que claro que el expresidente Evo Morales nunca ha considerado apartarse del poder; pensó que Luis Arce sería su marioneta, en el papel que Dmitri Medvédev desempeñó en Rusia para Vladimir Putin, que así se mantuvo como “hombre fuerte”, tras bambalinas en el Kremlin.

Sólo que el presidente Arce sacó las uñas, y aunque fue el ministro de Economía de Morales, le ha dejado más que claro que hoy el que manda en el país andino es él, pese a todas las rabietas, berrinches y protestas que haga el líder cocalero. Los leales al presidente dicen que “Evo está en una etapa de absoluta conspiranoia” y consideran que se equivoca en su insistencia de retomar el poder, el cual tuvo que dejar después de casi 14 años, tras la presión social y, sobre todo, militar.

En 2019, Morales se asiló en México durante sólo tres semanas, porque de inmediato comenzó su plan de regreso al poder y por eso decidió instalarse en Argentina, más cerca de su objetivo.

Arce fue visto como “el heredero” de Evo, y tras el anuncio de su candidatura tuvo al expresidente como su jefe de campaña. Desde que se instaló en Argentina, Evo Morales comenzó a impulsar a su exministro, y esa primera etapa de su regreso funcionó como reloj, porque arrasaron en las presidenciales.

Luego comenzó la batalla de las batallas. Morales decidió pasar a la ofensiva contra el gobierno de su heredero político por no obedecerlo y le reclamó públicamente por la falta de obras y la permanencia en el cargo del ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, a quien cuestiona duramente.

Evo se respaldó con los líderes cocaleros, que pertenecen al Movimiento al Socialismo (MAS) que lidera el propio expresidente, pero, aunque este partido tiene mayoría en el Congreso no pudo lograr un voto de censura para Del Castillo, porque los apoyos están divididos entre el mandatario y su antecesor.

Una derrota que Morales no ha podido digerir y que lo ubica en una nueva realidad: ya no es el líder que asombró a Bolivia y al mundo durante casi 14 años, y más bien ha perdido poder e influencia incluso entre los suyos.

Para aderezar este pleito, las elecciones presidenciales en Bolivia serán hasta dentro de dos años y nada indica que Arce no vaya a la reelección. Su gobierno está ordenado, sus índices de popularidad son buenos y la oposición está dividida.

Para Evo, dos años es mucho tiempo para seguir fuera del poder, por eso insiste tanto en querer “limpiar MAS de traidores”, en referencia a Arce. La fortaleza que le queda a Morales está en el exterior, sobre todo, en Argentina y México.

Si la disputa por el poder crece a lo mejor tendríamos que volver a cobijar en México a Evo. Lo más seguro es que no va a ceder en su empeño de retomar lo que él cree que es suyo, la presidencia de Bolivia, pero sí lo logra ya no se va a querer ir nunca y va hacer todo lo posible y lo imposible para que suceda.

Para eso están sus amigos de Cuba, Venezuela y Nicaragua para asesorarlo, son expertos en la materia.

POR ISRAEL LÓPEZ
COLABORADOR
ISRAEL.LOPEZ@ELHERALDODEMEXICO.COM

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