COLUMNA INVITADA

La Mata Hari campechana

¿Qué le habría hecho suponer a Layda Sansores que sus “trapitos sucios” no saldrían al sol?

OPINIÓN

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Adriana Moreno Cordero / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Contra su costumbre, la gobernadora de Campeche, Layda Sansores Sanromán, ha entrado en una etapa en la que el silencio es lo que priva, a grado tal que el jaguar que cada martes por la noche rugía desde la capital campechana y era utilizado como un instrumento del cual se valía no solo la administración encabezada por la morenista, sino también en Palacio Nacional, se ha quedado callado; dejó de rugir y el rating que llegó a alcanzar para ver a quién atacaba la mandataria estatal y su fiel fiscal, Renato Sales Heredia, aderezado por música, baile y chistes de muy mal gusto, se desplomó de un plumazo.

Y todo resultó así porque la gobernadora Sansores cayó en más de un error que terminó por revertirle la situación.

De entrada, sintió que ella era incólume; que no tenía motivo alguno para ser señalada, olvidándose de aquellos tiempos, por ejemplo, cuando era senadora y por lo menos un par de escándalos la envolvieron.

Asimismo, también dejó en el olvido cuando estuvo al frente de la entonces delegación Álvaro Obregón y no hizo nada, si acaso, llevarles mariachi a los primeros migrantes centro y su-damericanos que llegaron a la Ciudad de México en su paso a Estados Unidos.

Luego, la mandataria estatal se sintió un émulo de Margaretha Geertrudia Zelle, mejor conocida como Mata Hari, cuyo pseudónimo significa “ojo del día”, que fue una espía neerlandesa durante la Primera Guerra Mundial, que reportaba directamente a Alemania, valiéndose de sus encantos como bailarina y al final, fue capturada por la policía francesa y condenada a muerte por traición.

Desde luego que Layda Sansores dista mucho de alcanzar esos vuelos tan altos, pero sí tuvo a bien infiltrar a su sobrino, Gerardo Sánchez Sansores y a la esposa de éste, América del Carmen Azar Pérez, al equipo de trabajo del presidente del CEN del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, para que le informara sobre todo lo que hacía y éstos audios se dieron a conocer públicamente.

Esto fue lo que colocó al borde de la depresión a la mandataria estatal y entonces optó por sumirse en el más profundo silencio pues carece de elementos para justificar lo que resulta injustificable.

Los sobrinos de la gobernadora, según se dio a conocer, se habrían encargado de desviar recursos de la campaña priista, a la de la entonces mencionada candidata morenista.

Lo extraño de toda esta situación, es que la señora Sansores Sanromán se haya dejado sorprender.
Sobre todo porque ella demostró ser especialista en eso de filtrar grabaciones e incluso armarlas.

Sin embargo, en lo que se refiere al WhatsApp, cuando filtró supuestos mensajes entre Alito Moreno y el senador Ricardo Monreal, ahí sí le falló.

Pero, ¿qué le habría hecho suponer a Layda Sansores que sus “trapitos sucios” no saldrían al sol?

POR ADRIANA MORENO CORDERO

COLABORADORA

MORCORA@GMAIL.COM

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